En Medios Hermanos, Luis Gerardo Méndez y Connor Del Rio se embarcan en un roadtrip divertido y conmovedor.
Renato Murguía -interpretado por Luis Gerardo Méndez- es un exitoso ejecutivo en el área de la aviación a quien desde su niñez le persigue un fantasma: el abandono de su padre, el cual emprendió un viaje hacía Estados Unidos por la falta de empleo en su cuidad, sin embargo nunca regresó.
Tras años sin conocer sobre su paradero y a unos días de casarse, una llamada le indica que su progenitor se encuentra en su lecho de muerte, por lo que le gustaría tener la oportunidad de verlo y conversar una última vez. Dicho anuncio involucrará a Renato en una aventura que lo confrontará con su pasado y presente.
La esencia del roadtrip
Hace unos meses conversaba sobre Palm Springs y el porque la narrativa en que se envuelve: la de los loops infinitos, es una de mis favoritas. Bueno algo parecido sucede con el subgénero de los roadtrips, donde como cualquier relato clásico el cambio es la base.
Su premisa consiste en protagonistas que en el exterior simulan estar seguros de su persona e ideales, sin embargo hay un trauma o problemática en particular que han evitado y al cual se verán obligados a enfrentar en un trayecto que les permitirá cerrar heridas del pasado y crecer tanto a nivel personal como en su relación con las/os demás a presente – futuro.
La cinta cumple con los fundamentos básicos, por lo tanto el arco en cada uno de los personajes y su evolución se encuentran bien definidos: el viaje al que se enfrenta Renato lo pone de frente con el trauma que simbolizó el abandono por parte de su padre y el cual aún se refleja en la imposibilidad de conectar con el hijo de la pareja con quien esta a punto de casarse. Hay una problemática, desafío y recompensada clara.
En dicha dinámica, el acompañamiento de su medio hermano Asher -Connor Del Rio- resulta un acierto del guión, pues a partir del principio de opuestos complementarios la trama avanza satisfactoriamente: mientras Renato aprende a ser más empático con aquellas personas que dialogan y experimentan desde un punto distinto a lo esquemático -enseñanza aplicable tanto para su casi consanguíneo y primogénito-, el segundo acepta como positivas las características por las que siempre se le había excluido, a la vez que encuentra el apoyo del que carecía.
Dicha filosofía de contrastes se transporta a las interpretaciones brindadas por ambos, pues mientras vemos un Connor del Rio más suelto, observamos un Luis Gerardo Méndez más contenido. Por cierto, esta se trata de su tercera producción estadounidense tras compartir pantalla con Adam Sandler y Jennifer Aniston en Murder Mystery, además de su participación en el reboot de Ángeles de Charlie.
En esta dinámica, el acompañamiento de su medio hermano Asher -Connor Del Rio- resulta un acierto del guión, pues a partir del principio de opuestos complementarios la trama avanza satisfactoriamente: mientras Renato aprende a ser más empático con aquellas personas que dialogan y experimentan desde un punto distinto a lo esquemático -enseñanza aplicable tanto para su casi consanguíneo y primogénito-, el segundo acepta como positivas las características por las que siempre se le había excluido, a la vez que encuentra el apoyo del que carecía.
Los contrastes se transportan a las interpretaciones brindadas por ambos, pues mientras vemos un Connor del Rio más suelto, observamos un Luis Gerardo Méndez más contenido. Por cierto, esta se trata de su tercera producción estadounidense tras compartir pantalla con Adam Sandler y Jennifer Aniston en Murder Mystery, además de su participación en el reboot de Ángeles de Charlie.
A esto debemos destacar la gran dinámica compuesta entre ambos personajes y actores, a quienes se les nota muy compenetrados en las diferentes facetas que presenta su hermandad, además que cuenta con un gran timing cómico.
Se nos acabó la gasolina
Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas, y tampoco estamos hablando de un roadtrip a la altura de clásicos en el subgénero como The Darjeeling Limited -dirigida por Wes Anderson o París, Texas -a cargo de Wim Wenders-. Se trata de una comedia ligera con tintes dramáticos, donde el guión escrito por Eduardo Cisneros se vale de bastantes deux ex machina para avanzar en su relato, a partir de hechos que inclusive pueden romper con la verosimilitud o diálogos que sobre explican lo sucedido.
Además, aunque los temas centrales en la cinta tienen que ver con los vacíos en la masculinidad y la paternidad, a la vez se ignora casi por completo el papel de las mujeres en relaciones donde ellas cargaron con toda la responsabilidad de la crianza, todo como resultado de acciones irresponsables por parte de sus parejas.
Sin embargo la escritura sobre la que se fundamente la historia transita con soltura entre temporalidades, y cuenta con toda una narrativa secundaria que visibiliza problemáticas como la migración: aquellas personas que se van de sus tierras, se alejan de su cultura y familias en búsqueda de una mejor vida para estas últimas.
Así Medios Hermanos compone un roadtrip que aunque irregular, resulta igualmente encantador por los valores de amistad y empatía que evoca. Además que cuenta con toda el aura de ser una película perfecta para ver con la familia en estas fechas.