Una vez más Netflix nos presenta una nueva apuesta por los reality show, pero esta vez sorprende con una quizá muy desafortunada secuencia de clips sin armonía.
Universidad para Sordos es el título del nuevo docu-reality de Netflix que expone a un grupo de amigos pertenecientes a la comunidad sorda de una forma bastante peculiar, y es que los estudiantes de Washington también son parte de una minoría proveniente de la clase alta.
Lo cual no es malo en sí, siempre que se plantee un panorama distinto. La cuestión es que pone a la mesa el mismo planteamiento de un reality show, es decir, entretiene y… ¿nada más? El conflicto principal es el mensaje que pretendía la serie desde el título “Universidad para sordos”, lo que por supuesto resulta en lo que imaginamos pero de una forma muy genérica.
Buena idea, ¿mala ejecución?
Si Netflix ha logrado éxito con mini documentales, mini series y realitys, es justamente porque visibiliza, en la mayoría, situaciones poco convencionales. Un ejemplo Amor en el Espectro, que proponía mirar más allá de superficialidades el amor y la empatía. Por lo que de una u otra forma era fácil de pensar que Universidad para sordos resultaría tan conmovedora como la propuesta antecesora que elevaba alto el mensaje de la inclusión.
Sin embargo, Universidad para Sordos resulta en una compilación de conflictos personales poco cercanos a una comunidad de hipoacúsicos fuera de su círculo.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial padece un grado de disminución auditiva o total, y aunque parece una cifra mínima, representa alrededor de 466 millones de personas.
Pero ¿de verdad quería Netflix llegar a este grupo de personas? Realmente es poco probable, con la línea que sigue esta breve semblanza de la vida de universitarios comunes, con problemas comunes hablando a la cámara pero sin lograr una conexión con la audiencia.
Personalmente, disfruté mucho los esbozos de otras realidades diferentes a nuestra propia cotidianidad, incluso aprendí a mirar diferente la vida misma, y aunque estoy segura de que ese es el objetivo de proyectos de esta índole, Universidad para sordos no me permite ser parte de su historia.
A través de ocho cortos episodios, conocemos vagamente a los protagonistas. En su defecto, nos enrollan en un show de sus vidas interpersonales. Si bien, tiene momentos donde nos exponen su sentir frente a una sociedad oyente, no expanden todas las experiencias de su discapacidad para generar un lazo con el espectador.
La secuencia de este reality es simple y poco clara, ya que se limita a un grupo de privilegiados que a pesar de vivir con esta limitante, llevan vidas lo suficientemente adaptables al mundo, puesto que existe una amplia gama de posibilidades para ellos.
Nuevamente, se trata de una minoría que a pesar de enfrentar dificultades comunicativas con personas que no pertenecen a la comunidad sorda, además forman parte de otro grupo donde es difícil estar, el de la clase alta.
¿Un Mensaje Inclusivo vacío?
Con esto no pretendo demeritar el proyecto, es una buena propuesta y hasta cierto punto aporta mucho valor el tomar estas situaciones como algo normal. Porque son reales, porque visibilizar a las personas que viven con una discapacidad no debe representar sólo una imagen de empatía, sino de mucho respeto por todo lo que pueden aportar al mundo.
Cada persona no sólo es única porque la sociedad nos vendió la idea de que nuestras diferencias nos distinguen, se trata de que esas diferencias son las que nos unen a otras personas para descubrir, aprender y crear.
Universidad para sordos nos recuerda que finalmente todos somos seres humanos con la misma necesidad de relacionarnos con otras personas, porque es parte de nuestro instinto, sin importar cuan diferentes seamos.
Pero no termina de involucrarnos con sus retos personales, a pesar de la circunstancia de cada uno, solo apreciamos situaciones sin mucho rumbo, después de todo es una ventana a un grupo de estudiantes que vive su juventud y que al igual que los oyentes, comparten los conflictos de su propio autodescubrimiento.
Universidad para sordos, es un espacio de encuentro donde sus miembros han aprendido a aceptar su condición, abrazarla y formar parte del que finalmente es su propio mundo pero en un limitado circulo.