Lovecraft Country tiene todo el potencial para ser el gran tanque de HBO de este año. La miniserie creada por Misha Green (Underground) y producida por Jordan Peele (Get Out, Us) y J.J. Abrams. Es una adaptación de una novela homónima escrita por Matt Ruff y publicada en el año 2016, que combina los característicos elementos del terror y la ciencia ficción del escritor H.P. Lovecraft, con la Norteamérica segregada de los años 50.
Al igual que lo hizo Damon Lindelof el año pasado con Watchmen, Lovecraft Country propone un mix de géneros para hacer una fuerte crítica a los conflictos raciales que bañaron de sangre las páginas de los libros de historia estadounidense. Para entender el complejo contexto sociohistórico de la serie hay tener en cuenta dos aspectos fundamentales: por un lado, la segregación que azotó al país en aquellos años, especialmente en los estados del sur; y por otra parte el racismo, muchas veces explicito, del escritor H.P. Lovecraft.
Sundown Towns
Sundown es el nombre del primer capítulo, donde conocemos a Atticus Freeman (Jonathan Majors) un joven afroamericano que, junto a su tío (Courtney B. Vance) y una amiga de la infancia (Jurnee Smollett), deberá emprender un viaje en auto por el corazón de los Estados Unidos en busca de su padre desaparecido. En el camino se enfrentarán a monstruos inspirados en los relatos del escritor Lovecraft, y a supremacistas blancos, que son tan, o incluso más, peligrosos que los primeros.
El título del episodio es una referencia a los denominados Sundown Towns, ciudades y condados enteros “totalmente blancos” donde no se permitía que las personas negras vivieran y sólo podían permanecer durante el día. Es decir, cuando caía el sol debían inmediatamente abandonar el lugar o eran detenidos, en el mejor de los casos. Según documentos históricos, este acto discriminatorio comenzó en 1890 y se mantuvo al menos hasta principios de 1960.
Si bien algunas ciudades permitían que familias negras vivieran allí, la hostilidad y el maltrato de los blancos era tan alevoso que se veían obligados a mudarse. Además, los viajeros debían evitar acercarse a negocios y establecimientos que tuvieran la letra “K” en sus nombres, porque era una clara referencia de que pertenecían al Ku Klux Klan. Junto con el racismo, la xenofobia también impregnaba de odio irracional las ciudades blancas, ya que tampoco los latinos, asiáticos, ni los nativos americanos eran bienvenidos.
Los peligros de la ruta
Esta parte de la historia, que muchos quieren ocultar, es el elemento clave del primer episodio de Lovecraft Country, ya que literalmente vemos a un grupo de blancos y a la misma policía perseguir a tiros a los protagonistas. Viajar por esos condados era tan peligroso para la gente negra que entre la comunidad se distribuía una guía de supervivencia para los viajeros afroamericanos, que seguro recuerdan de la película ganadora del Oscar Green Book. Según el escrito “había al menos 10.000 Ciudades de sol en los Estados Unidos para la década de 1960”.
El libro verde fue una herramienta que indicaba las precauciones que los automovilistas afroamericanos debían tener a la hora de trasladarse por esos lugares. En la serie esto se refleja en el tío del protagonista, que emprende el viaje con el objetivo de actualizar estas recomendaciones. Lovecraft Country se nutre de estos elementos históricos, para realizar una crítica explicita a estos monstruos de carne y hueso, que aún hoy viven y caminan por el suelo norteamericano.
El show de Misha Green, en un loable diseño de producción y fotografía, retrata esos difíciles años con claras referencias históricas. Desde un colectivo donde los blancos no comparten asiento con los negros, hasta entradas diferenciadas según el color de la piel. La mayoría de estas imágenes que vemos en el primer capítulo son una fotocopia de fotografías tomadas en aquella época, que luego fueron publicadas en libros como American Way of Life de Margaret Bourke-White o Segregation Story. Este último, un ensayo fotográfico publicado por Gordon Parks en 1956, que documentaba la vida cotidiana de las familias afroamericanas en tiempos de las leyes Jim Crow.
El territorio Lovecraft
Como detallábamos al inicio, el otro aspecto fundamental para entender todo el universo de la serie es la figura del escritor H.P. Lovecraft. Nacido en 1890, el autor es considerado una figura clave de la literatura de terror y ciencia ficción y el padre del subgénero weird fiction. El horror cósmico, sobrenatural de Lovecraft marcó un antes y un después no solo en la literatura, sino también en el cine y la televisión. Stephen King en sus escritos, Ridley Scott en Alien y Chris Carter con su The X Files, tomarían diversos elementos lovecratfianos para crear sus populares obras.
Sin embargo, Lovecraft Country no se queda solo con esto, sino que implícitamente (al menos en lo visto hasta ahora) tiene la intención de resignificar y darle una perspectiva totalmente opuesta al contenido del mismísimo autor. Howard Phillips Lovecraft era lisa y llanamente un racista. Esta afirmación no es novedad alguna, pero el comportamiento del escritor se ha puesto bajo el ojo crítico de la sociedad actual, en deconstrucción y adicta a la cultura de la cancelación.
Es común encontrar en la obra del autor asociaciones donde el intelecto y la virtud son exclusivas de la clase blanca. Mientras que los villanos o el mal, siempre era personificados por personas negras, de clases bajas. El miedo a lo desconocido de sus protagonistas blancos, era una metáfora de lo extranjero, de lo no puro.
La xenofobia y el racismo quedarían evidenciados de forma explícita en algunos de sus escritos y poemas donde considera a los afroamericanos como una raza inferior, “mulatos grasientos” y “negros horribles parecidos a enormes chimpancés”. Incluso en uno de sus poemas, considerado el más racista de la historia, los denomina bestias semihumanas colmadas de vicios. Hay que entender que este odio era característico de una época de fuerte segregación racial sostenida por varias leyes que se respetaban en varios condados.
Resignificando la obra
Lovecraft Country pretende cambiar y darle un significado totalmente opuesto, no sólo al texto narrativo, sino también al subtexto. Por ejemplo, el protagonista es un amante de los libros de ciencia ficción, lo que va en contra de lo que creían las editoriales y los autores de la época acerca de que los afroamericanos no consumían este tipo de género. Los responsables del show tienen muy en claro cuál es la historia que quieren contar y lo dejan en evidencia desde el minuto uno; en ese sueño donde el drama histórico se fusiona con naves extraterrestres, monstruos y dioses.
El oscuro y temible Territorio Lovecraft es una clara metáfora de la peor miseria de los Estados Unidos, donde esos monstruos oprimen a las minorías. Algo totalmente opuesto a lo que planteaba el escritor en su momento donde las bestias eran los afroamericanos.
Lovecraft Country es una serie de terror, pero también es un relato político, que no da lugar a ambigüedades y ese podría ser el gran problema del show de Misha Green. En el primer capítulo es tan explícita la ideología y el mensaje que quieren dar sus creadores, que lo desconocido, lo inexplicable, lo “cósmico”, no resulta tal. Ya en el segundo episodio, con el tono y los personajes presentados y establecidos, el contenido social da lugar a lo fantástico, y la metáfora, en general, no termina cayendo en la obviedad.
Esto no quita el valiosísimo trabajo de Lovecraft Country, que pone en boca de todos un tema clave como la violencia social, especialmente en un año donde los conflictos raciales vuelven a ser tapa de los principales diarios del mundo.
Lovecraft Country reivindica lo bueno del universo del autor que da nombre a la serie, y a su vez reflexiona sobre su odio irracional y su infame pensamiento ideológico, dotando de un sentido totalmente opuesto a su obra.