1917 arrasará los Oscars 2020: Y eso apesta

Los galardones de 1917 dicen mucho sobre los valores de la Industria en Hollywood.

1917 se perfila para arrasar en la ceremonia de los Óscars 2020. Pero, ¿de verdad lo merece?

Nominada a 10 Premios Óscar, ganadora de 7 Premios BAFTA, incluyendo Mejor Película y Mejor Director y otros mil reconocimientos, 1917 se perfila para arrasar en la noche del domingo y pasar a la historia del cine como otra cinta que entra al olimpo de las cintas inmortalizadas con el preciado galardón dorado.

Mucho se ha dicho sobre sus aspectos técnicos, los cuales efectivamente son impecables. La edición realizada para crear la sensación de un solo plano secuencia, el cuidado que se le tuvo al montaje para entregarnos diferentes atmósferas y añadir realismo a un periodo tan lejano como el de la Primera Guerra Mundial, son trabajos colosales que sin duda merecen reconocimiento.

Eso es lo que la campaña de marketing de 1917 ha explotado a más no poder, e incluso muchos críticos, analistas y fanáticos reconocen que esas proezas son suficientes para hacerla merecedora de todos sus premios.

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1917: Una película bélica más

Pero, eso también se ha dicho de muchas otras películas bélicas que se presentan en los Oscars. La prensa y el marketing estuvo constantemente recordándonos los méritos técnicos de Dunkirk en los premios de 2018. Y, en 2011, vimos una campaña sumamente similar con War Horse.

Mel Gibson fue laureado constantemente por sus logros técnicos en Hacksaw Ridge, al grado en que alcanzó la nominación como Mejor Director en 2017. Y, a estas fechas, todavía se discute la maestría de Steven Spielberg para ambientar el caos de la Segunda Guerra Mundial en Saving Private Ryan.

No es que las películas bélicas no merezcan ser reconocidas, no es que sean malas, lo que pasa es que su presencia en los Premios Óscar sigue un patrón muy bien definido, y 1917 no es la excepción.

Estas cintas, al final del día, vanaglorian una época dorada para la historia estadounidense, defienden el status quo y eso es lo que a muchos votantes y organizadores de La Academia realmente les interesa. 1917 arrasará en los Óscars no tanto por premiar objetivamente sus logros, sino porque es la opción que defiende y romantiza el pasado.

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El mundo está loco, loco

Son tiempos tumultuosos para el mundo. El problema del cambio climático cada vez se vuelve más real y apremiante, Donald Trump amenaza con coartar el estatus democrático que Estados Unidos celebró desde siempre, la búsqueda por mayor representación y mayores oportunidades siguen creciendo y cada vez las voces de aquellos que buscan un cambio verdadero.

Estas problemáticas tarde o temprano iban a permear en la industria de Hollywood, y la respuesta de La Academia a estos cambios ha sido muy mediocre.

Por ejemplo, la manera en la que manejaron el caso de #OscarsSoWhite en 2016, donde se discutió largo y tendido la poca o nula representación de afroamericanos detrás de las pantallas, fue apenas premiando a Moonlight un año después, galardón que fue manchado por su controversia con La La Land.

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Y el año pasado, después de intentar hacer relevantes los Óscars con su idea de “Mejor Película Popular”, decidieron nominar a Black Panther, pero el Óscar a Mejor Película se lo llevó Green Book, una cinta predecible y complaciente que narra la historia de una amistad interracial en la época de la segregación. A pesar de que Spike Lee también estaba presente con la punzante BlacKKKlansman.

Este año, parece que La Academia se fastidió y regresó a sus viejos vicios: De todas las películas nominadas, Cinthya Erivo es la única mujer afroamericana reconocida en las categorías principales por su participación en Harriet, un drama de época que retrata la lucha de una mujer por liberar esclavos en el siglo XIX.

Lo mismo pasó con el movimiento #TimesUp, en donde varias activistas comenzaron a luchar por una mejor representación y un ambiente seguro en la industria, luego de que salió a la luz los abusos del productor Harvey Weinstein, un favorito de La Academia que dominó el arte de las campañas y la política para que una película fuera nominada.

La respuesta de la Academia fue completamente nula. Y en estas premiaciones, Little Women está nominada a todas las categorías más importantes, excepto la categoría de director, a pesar de que el trabajo de Gerwig ha sido muy celebrado. En la categoría, por supuesto, sólo están nominados directores masculinos.

Lejos quedó la iniciativa A2020 que se inició en el 2015 para mejorar la representación, pues a pesar de que ahora un tercio de los votantes son parte de varias minorías, se ve que siguen luchando contra los valores arcaicos de los Óscars.

1917 se presenta para cuidar los valores que los Óscars adoran. No se mete con todas esas quejas y luchas. Es un filme sencillo, que celebra una época pasada. Que no incomoda, utiliza temas, sitios y personajes que conocemos de pies a cabeza. No hay controversia con ella, no hay que tomar posturas, no pretende invitar a reflexionar sobre diferentes posiciones políticas, sobre nuestra visión del mundo, ni nos hace cuestionar viejas ideas. Sólo está ahí para ser admirada por sus explosiones.

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Los Oscars vs El Mundo Real

Con el ambiente cada vez más tenso, las nominaciones y sus ganadores se pueden percibir como la respuesta de la parte más conservadora de La Academia. Y si gana 1917, el mensaje es claro: ellos lucharán hasta la muerte por conservar sus privilegios.

Los Oscars 2020 se miran como uno de los más divisivos de la historia, no tanto por las premiaciones, sino porque se están enfrentando películas que claramente atienden y apapachan las tendencias y las buenas costumbres que La Academia resguarda, con voces diferentes que simplemente no pudieron ser silenciadas, ni ignoradas.

Por ejemplo, The Irishman es un retrato nostálgico al cine de gángsters, que invita más a celebrar lo que ha logrado Martin Scorsese a lo largo de su prolífica carrera. Once Upon a Time In… Hollywood, es un retrato nostálgico de una industria que ya no existe, pero que Quentin Tarantino claramente añora.

Lo mismo pasa con Ford v. Ferrari, que se presenta como un drama histórico destacado más por sus increíbles actuaciones que por su relevancia e interés del público. Y en el caso de Marriage Story, también se alinea mucho con los gustos de los Premios Óscar, pues recuerda al exitoso drama Kramer vs Kramer, y hasta es protagonizado por Adam Driver y Scarlett Johansson, los actores más relevantes en la industria en estos momentos.

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Incluso la nominación a Mujercitas se siente como un llamado al pasado, pues se nota que La Academia la nominó más por ser otro drama de época que por los aciertos que tuvo Gerwig para actualizar y renovar la cinta.

En contraste, Joker, Parasite y Jojo Rabbit se presentan como las contendientes “novedosas”, aquellas que están desafiando los predecibles gustos que La Academia tiene. Joker simplemente por haber salido de un cómic y porque se volvió un símbolo de la ansiedad económica moderna y la negligencia con la que tratamos a los enfermos mentales.

Parasite y Jojo Rabbit se presentan con propuestas verdaderamente diferentes. Una, haciendo un retrato tragicómico de lo terrible que es el post-capitalismo, la otra, por ser una mirada irreverente al adoctrinamiento nazi a través de los ojos de un niño pequeño.

Entre esta clara tensión, 1917 se posiciona como aquella con la peor propuesta: no sólo no tiene construcción de personajes, sino que resalta los valores más nocivos de la masculinidad: El desapego, la violencia, el estoicismo. Tampoco hace comentarios sobre la guerra ni ofrece una remembranza hacia los hechos históricos, lo único que hace la cinta es celebrar los tiempos en los que los hombres eran “hombres”.

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Las Cintas Olvidadas

Lo peor, es que cintas difíciles y sorprendentes como Hustlers y Uncut Gems no fueron siquiera tomadas en cuenta a la hora de presentar las nominaciones, los temas eran demasiado controversiales para los gustos del jurado. Además, Jennifer Lopez y Adam Sandler no tienen una prominente carrera ni tuvieron una correcta campaña para siquiera ser considerados.

Algo parecido le pasó a Portrait of a Lady on Fire, que, debido a que los países de habla no-inglesa sólo pueden presentar una película para consideración de los Óscars, no fue nominada. Con ella, La Academia no solamente perdió la oportunidad de dar a conocer una gran película, también se perdió por completo la representación de los temas LGBT+ en las premiaciones.

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Otra decepción fue el caso de Awkwafina, la actriz que nos protagonizó The Farewell, la película que sorprendió al mundo por su íntima atmósfera y su entrañable historia, no pudo competir contra la enorme campaña de marketing que otras películas, como 1917, tenían para llegar al gusto de los votantes de Los Óscars.

Premiar a 1917 entonces, es premiar las tradiciones arcaicas de las campañas de los Óscars. Los cuales promueven una competencia completamente asimétrica y crean una barrera económica muy grande, de manera que se vuelve imposible que películas más chicas logren entrar al juego político que hay detrás de los premios. 

A24 y Ray Productions no pueden invertir en grandes cenas para el jurado, no pueden hacer re-lanzamientos, ni crear copias exclusivas para los votantes. Y tampoco pueden empujar por que sus películas sean nominadas porque no están en los mismos círculos en los que Sam Mendes y Universal Pictures. Esas películas jamás llegarán a los ojos de los que deciden los nominados a los Óscars.

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El Verdadero Mensaje de 1917

Que gane 1917 se antoja más como un contundente comentario: En Hollywood, se buscará por todos los medios conservar las tradiciones y las buenas costumbres. Poco importa premiar el buen cine, poco importar buscar nuevos y mejores espacios para nuevas voces y diferentes talentos. Lo que importa es que las tradiciones creadas hace 92 años se mantengan.

Son tiempos difíciles para la relevancia de los Óscars. Pero sin duda, darle el mayor galardón a 1917 es un síntoma de todo lo que le falta a la industria de Hollywood por crecer y cambiar, y una muestra de su renuncia al cambio.

Al parecer, si queremos Óscars más justos, si queremos premios que celebren el verdadero cine y su gran diversidad, entonces se tendrá que luchar, y mucho, por eso.

¡Cuéntenos, Cinéfilas y Cinéfilos! ¿Ustedes esperen que 1917 gane?