¿Es necesario escribir algo más sobre la pasada entrega de los Golden Globes? Muy probablemente no. La que pudo haber sido una ceremonia que marcara tendencias premiando a Todd Phillips y su Joker, o rindiéndose a los pies de la cinefilia dándole todo a Marty y The Irishman, acabo sabotéandose a sí misma entregando los dos galardones más importantes, el de Mejor Director y Mejor Película, a la menos llamativa de las cintas nominadas: 1917, de Sam Mendes. Como la cinta aún no se estrena en varios países, la conversación se apagó de inmediato.
Sin embargo, antes de que esta premiación quede sepultada por las numerosas ceremonias que vendrán en las próximas semanas y otros acontecimientos internacionales, en Fuera de Foco queremos hacer un pequeño análisis de lo que nos ofreció la entrega número 77 de los Golden Globes.
Ricky Gervais: ¿Triunfó ya la diversidad en Hollywood?
El comediante Ricky Gervais (After life) fue el encargado de ser el anfitrión de la 77 entrega de los Globos de Oro. Inmediatamente su monólogo de apertura cimbró a algunos de los asistentes que no titubearon en motrar su incomodidad. Por ejemplo, Tom Hanks.
¿Las razones? Gervais lanzó chiste tras chiste hasta no dejar títere con cabeza. Ironizó sobre la estatura de Marty y su comentario sobre las super-producciones de Marvel, sobre la pederastia de Michael Jackson y las terribles omisiones de una cinta como Los dos papas; así como hizo mofa de fenómenos como el racismo, las denuncias de abuso y acoso sexual dentro de la industria, y la cada vez más evidente politización de los discursos de los ganadores en las ceremonias de premios.
Su monólogo fue bien recibido por conservadores y liberales. Incluso el presidente Donald Trump reaccionó positivamente y tomó tiempo dentro de su apretada agenda de tweets para dedicar uno a Gervais.
La acidez de los chistes de Gervais durante los Golden Globes y las risas que provocaba en su audiencia bien pueden ser interpretadas como una superación de todos esos problemas que en años pasados enturbiaron la industria. Hacer chistes sobre ello puede ser un síntoma de que esos problemas (el racismo, las violencias contra las mujeres) ya se han solucionado.
Es más, reírse de ello podría ser señal de la madurez de la industria. No en vano Ellen Degeneres recibió el premio Carol Burnett por Excelencia en la Televisión, o Elton John recogió el premio por su canción de Rocketman. En Hollywood las puertas han quedado de nuevo abiertas para todxs.
O tal vez no. Y el monólogo de Gervais sirvió solo para cauterizar las llagas que aún hacen sangrar la industria. Y para ridiculizar y dar carpetazo a los casos todavía sin cerrar. De nuevo la industria se medica a sí misma, esta vez con una dosis de ambiguo y engañoso humor.
1917: ¿Tiene algo que ver Trump en esto?
Vayamos a los premios. Se había «celebrado» que las nominaciones incluyeran a numerosas producciones de Netflix, lo que daba cuenta, aparentemente, de la apertura de la industria a los servicios de streaming y dejaba zanjadas las polémicas al respecto. El resultado, no obstante, fue que entre Marriage story, The Irishman y Los dos papas, Netflix apenas consiguió un premio.
Once upon a time… in Hollywood y 1917 resultaron ser las películas más galardonadas de la noche. Una, la de Tarantino, es al final un elogio a la resiliencia de Hollywood dirigido y protagonizado por personas icónicas para el medio. 1917, por su parte, ha sido descrita como un «espectáculo de acción»; rodada con planos secuencia y con una recreación estupenda, ha dejado hipnotizada a gran parte de la crítica.
Está claro que en 2020, Estados Unidos estará marcado por dos grandes temas: la elecciones presidenciales y la «guerra» contra Irán-Iraq. En la 77 entrega de los Golden Globes varios de los ganadores hicieron un llamado al voto y a la defensa de la democracia. Es seguro que exhortaciones semejantes se harán presentes en la próxima ceremonia de los Oscar.
En este escenario de profunda incertidumbre social, de rumores de misiles y de bombardeos sobre bases militares, no resulta extraño que una película como 1917 haya sido elegida como la gran ganadora por la Asociación de Prensa Extranjera. La industria cada año busca una película que sirva como bandera; y en éste, el mensaje sobre los horrores de la guerra, la «belleza del cine» y el tufo de triunfalismo que alienta todo este género, parece ser el estandarte que se ondeara desde Hollywood. Ya lo confirmarán las próximas semanas.
La otra broma del Joker
Joaquin Phoenix recibió el Globo de Oro como Mejor Actor por su actuación como el Joker. Cuando subió al estrado, comenzó un discurso que resultó mucho más polémico que el del propio Gervais.
Empezó agradeciendo a la organización por el menú vegano. Luego ridiculizó toda la ceremonia enfatizando que los premios no son más que un ardid publicitario. Que nadie es mejor que nadie. Continuó pidiendo a sus compañeros del gremio que no se anduvieran con palabrerías e hicieran por Australia algo que fuera más allá de las palabras. Incluso señaló que era insuficiente hacer llamados al voto: había que «asumir esa responsabilidad y hacer cambios y sacrificios en nuestras propias vidas…». Sólo le faltó sacar de los pantalones un arma de fuego y empezar a disparar.
Los propios organizadores trataron de censurar algunas de las palabras de Phoenix, pero el intento sirvió únicamente para dejar en claro lo que Phoenix quería mostrar: la hipocresía de una industria que no soporta los exabruptos y que está dispuesta a legitimar únicamente lo que ella misma ha fabricado.