El Festival de Cine de Venecia 2025 se convirtió en el escenario perfecto para que los cineastas Mona Fastvold y Brady Corbet volvieran a demostrar que el cine independiente, aunque lleno de obstáculos, sigue siendo un espacio de libertad creativa. Apenas un año después del éxito crítico de “The Brutalist”, cinta que arrasó en la temporada de premios de 2024, la dupla regresó al Festival Internacional de cine de Venecia con su nuevo proyecto: “The Testament of Ann Lee”, un drama musical que explora la historia de la líder de los Shakers, un movimiento religioso radical del siglo XVIII.
La película, protagonizada por Amanda Seyfried, se enfrenta al reto de contar un capítulo poco conocido de la historia estadounidense a través de elaborados números musicales y escenarios grandilocuentes, algo que no siempre resulta atractivo para los inversionistas. Y, sin embargo, como destacan sus creadores, es justo en esas apuestas arriesgadas donde el cine independiente encuentra su razón de ser.

Los desafíos del cine independiente
Durante la conferencia de prensa oficial, Brady Corbet fue directo sobre las dificultades de sacar adelante un proyecto de esta magnitud. «Fue todo un logro. Como se imaginarán, vender la idea de un ‘musical sobre los Shakers’ no fue lo más fácil de poner en marcha”, bromeó el cineasta.
El productor Andrew Morrison, quien ya había colaborado con la pareja en “The Brutalist”, detalló que el presupuesto de “The Testament of Ann Lee” se mantuvo en apenas 10 millones de dólares, una cifra muy ajustada para una producción que incluye sets masivos y complejas secuencias musicales. “Definitivamente hay proyectos más fáciles”, reconoció. “El objetivo era que Mona tuviera completa libertad creativa”.
Esa libertad se tradujo en una visión que, según Fastvold, no estaba dispuesta a sacrificar:
“Pensé que Ann Lee merecía algo grandioso y maravilloso. ¿Cuántas historias hemos visto sobre íconos masculinos a gran escala una y otra vez? ¿Acaso no podemos ver una historia así sobre una mujer como ella?”
Mona Fastvold, Festival de cine de Venecia
La directora defendió que el cine independiente no debería significar “pequeño” o “limitado”, sino que puede ser un espacio para contar historias ambiciosas que el mainstream no suele priorizar. Y justo ahí radica la importancia de películas como esta, que buscan rescatar figuras históricas olvidadas, mientras abren un debate sobre representación y memoria cultural.

Amanda Seyfried, Emma Stone y el poder de las actrices en la industria
Si en “The Brutalist” el gran imán fue la fuerza de su propuesta visual, en “The Testament of Ann Lee” el centro está en la interpretación de Amanda Seyfried. La actriz, recordada por su participación en “Mean Girls” y “Mamma Mia”, confesó que el papel fue una experiencia casi terapéutica.
Seyfried también destacó lo demandante que resultó volver a cantar en pantalla por primera vez desde “Mamma Mia 2”. Esta vez, el estilo no fue pop ni melódico, sino mucho más crudo y espiritual:
“Gran parte eran sonidos animales más que sonidos melódicos. Una canción me tomó muchísimos intentos porque tuve que soltar mis necesidades para encontrar la voz que contuviera la pasión, la crudeza, el dolor y la desesperación.
“Nunca me habían dejado tan libre. Fue increíble, pero también difícil interpretar a alguien que es una líder. Fue iluminador e increíblemente terapéutico”.
Brady Corbet, Festival de Venecia
Su compromiso con el papel enlaza con una conversación más amplia que, en días previos del festival, encabezó Emma Stone. La actriz, ganadora del Óscar por “Poor Things” y una de las figuras más influyentes de Hollywood, defendió la relevancia del cine independiente como un espacio donde las actrices pueden experimentar sin las presiones de la taquilla.
“Las historias que se arriesgan, que parecen imposibles de financiar, son las que más me atraen. Porque es ahí donde podemos jugar, equivocarnos y descubrir algo nuevo”, señaló durante la conferencia de prensa de Bugonia, subrayando que la industria necesita mantener vivo ese ecosistema para que no todo quede reducido a las grandes franquicias.
Más allá de su atractivo histórico y musical, la nueva cinta de Mona Fastvold y Brady Corbet funciona como un manifiesto sobre el poder del cine independiente. En tiempos en que la industria se inclina hacia las franquicias y las plataformas, proyectos como “The Testament of Ann Lee” recuerdan que todavía hay espacio para historias arriesgadas, con presupuestos limitados, pero con una ambición artística inmensa.
