The Brutalist: ¿Una película que cambiará el cine?

Adrien Brody nos explicó por qué decidió a hacer The Brutalist, uno de los experimentos cinematográficos más importantes del año que seguro marcará un antes y un después en Hollywood.

The Brutalist es probablemente uno de los trabajos más ambiciosos de Adrien Brody. Y es que el actor, comprometido con explorar la experiencia migrante que atravesó su familia después de La Segunda Guerra Mundial, ha escogido proyectos cuidadosamente para poder homenajear esas realidades en la pantalla.

Esto ya lo llevó a ganar un Premio Oscar a Mejor Actor en 2003, cuando interpretó al pianista Władysław Szpilman en la cinta de Roman Polanski. Brody es oficialmente uno de los actores más jóvenes en haber ganado un premio de La Academia. Y aunque ha trabajado en blockbusters de Peter Jackson y es uno de los colaboradores más grandes de Wes Anderson, Brody realmente nunca ha explotado la idea de ser una gran estrella de Hollywood.

La razón, según nos dijo Adrien Brody en una entrevista exclusiva para Fuera de Foco, es porque él tiene los ojos puestos en trascender el tiempo con un legado que cambie la historia del cine. Y les contamos por qué The Brutalist es el proyecto ideal para que lo logre.

The Brutalist
Copyright @ The Brutalist /Universal Pictures

¿Por qué Adrien Brody decidió hacer The Brutalist?

“Creo que la belleza del cine es tan permanente como un logro arquitectónico. Una película es un trabajo completo e indeleble. Y eso vive más allá de nuestros años” nos comentó Brody en entrevista. Y la composición de The Brutalist hace un eco perfecto de lo que dijo: la obra del director Brady Corbet es, en estética y forma, una pieza monumental de cinematografía construida con las estructuras de una épica historia parecida a Lawrence of Arabia, Lo Que El Viento se Llevó y el Halcón Maltés.

El paso del tiempo se muestra desde la ambientación y los espacios que habita Lazlo Toth (Brody), un arquitecto austro-húngaro que llega a Estados Unidos como refugiado de la Segunda Guerra Mundial. Al más puro estilo brutalista, los primeros minutos de la cinta son intimidantes y muy intensos: el frenesí de millones de personas por escapar de su país natal, el estresante paso por las aduanas, los vehículos de transporte sucios, oscuros y húmedos. Para luego sólo ver de manera borrosa, pero igual de colosal que toda su travesía, la estatua de la libertad, uno de los monumentos arquitectónicos que son el símbolo de los sueños de paz y prosperidad que las potencias de Occidente tenían durante la posguerra.

Esta cinta, a pesar de no estar inspirada en una figura real, tomó detalles e inspiración de la vida y obra de arquitectos y diseñadores como Paul Rudolph, Ludwig Mies van der Rohe, László Moholy-Nagy, Marcel Breuer, y Ernő Goldfinger, quienes comparten muchas cosas: desde su ascendencia migrante, hasta la forma en la que se convirtieron de cierta manera en los artífices de la arquitectura estadounidense que se dio después de la Segunda Guerra.

Así, Toth llega primero a la casa de un primo, que ya olvidó su cultura y la cambió por la oportunidad capitalista estadounidense. Sabemos poco de él, pero sus credenciales y genio artístico se van revelando poco a poco. Aunque el estilo Brutalista prioriza la función sobre la forma, sus adentros esconden recovecos sumamente creativos, que brindan espacios para que la vida se desarrolle a su alrededor y se rellene de manera natural, y eso es justo lo que nos invita a hacer The Brutalist: primero a maravillarnos con su estilo tan particular, y después a analizar las múltiples capas de lecturas que hay sobre sus personajes y cómo resuenan con la historia de Estados Unidos y Hollywood.

“Hay una responsabilidad de trabajar en cine por esa naturaleza. Y ese es el tipo de películas que espero poder hacer en mi vida. Hacer un trabajo que se sienta significativo, que tenga beneficios duraderos para la audiencia más allá del mero valor del entretenimiento” nos dijo Adrien Brody.

The Brutalist
Copyright @ The Brutalist /Universal Pictures

Las Metáforas de The Brutalist y Adrien Brody

Conforme avanza la historia y Lazlo comienza a posicionarse como un arquitecto respetado, también vamos viendo cómo realmente nunca termina por hacer un hogar en Estados Unidos. Entre que se niega a cambiar su nombre y acento para ser más “americano” y que sus traumas y adicción a la heroína lo llevan por rumbos autodestructivos muy complejos, realmente nunca deja de ser un outsider, por más que comience a codearse con la más alta élite estadounidense. Muy al contrario, de manera perversa, la película nos muestra la realidad sobre las personas que ejemplifican el desgastado “sueño americano”.

La idea de “no encajar” es algo común para Adrien Brody. Como es costumbre en Hollywood, él ha estado sometido a los estándares de belleza de la industria, y siempre le han mencionado que su rostro no es el que se espera de una estrella de cine. “Prefiero ser recordado como un buen actor que como un actor guapo” reflexionó Brody en una reciente entrevista para Variety.

A Lazlo tampoco le importa su apariencia ni sus rudos modales. Él quiere sobrevivir. En la  primera mitad, sueña con ver de nuevo a su esposa, Erzsébet Tóth (Felicity Jones) y a su sobrina Zsófia (Raffey Cassidy). En la segunda, es víctima de los traumas y el enojo de su vida. Pero todo queda plasmado en sus obras arquitectónicas, que a su vez quedan erigidas como un monumento a la experiencia migrante que construyó las bases del Estados Unidos que conocemos actualmente.

The Brutalist no sólo es un testimonio que busca honrar a las personas migrantes de esa época, también es una oda al cine y a la integridad artística. En el transcurso del tiempo de la cinta, que comprenden 30 años de vida de Lazlo Toth, parece que busca ser la muestra sobre cómo formas de arte tan monumentales y duraderas como el cine y la arquitectura, se gestan a partir de vidas individuales, de historias individuales, que al final resuenan en el universo y perduran el paso del tiempo para siempre tener un eco en la eternidad, como diría Maximus Meridius.

Por eso, Adrien Brody buscó impregnar las experiencias de sus padres en The Brutalist: La prolífica fotógrafa Sylvia Plachy y el profesor de historia y pintor Elliot Brody. Ambos inmigrantes que, tras llegar a Estados Unidos, se las arreglaron para dedicarse a su arte mientras buscaban construir nuevamente sus raíces desde cero en Queens, Nueva York.

“La belleza de actuar es que puedes infusionar todas estas cosas con diferentes personas: tú mismo, tu familia. Compilarlas y moldearlas para crear a un personaje cohesionado. Eso es algo que siempre he amado y gravitado alrededor de eso. 

Siempre he sentido que tiene un gran propósito. La dificultad es trabajar en una profesión que es, primero que nada, muy competitiva y no hay suficiente trabajo brillante disponible. Si quieres hacer un trabajo genial y que sea accesible, de verdad tienes que luchar contra muchas otras cosas dentro de eso”.

Adrien Brody, Fuera de Foco

The Brutalist
Copyright @ The Brutalist /Universal Pictures

The Brutalist: ¿El símbolo de una revolución tecnológica en Hollywood?

Asemejando el movimiento arquitectónico que quiere explorar, The Brutalist es intimidante, porque parece una película de otra época: Una cinta con una duración de 3 horas y 35 minutos, contemplando un intermedio de 15, en donde las personas pueden salir de la sala, ir al baño y comprar refrigerios.

Esta dinámica ha quedado por completo olvidada, y ahora con el entretenimiento casero, la gente cada vez más necesita razones para ir a una sala de cine. Está demás decir que la experiencia de vivir así The Brutalist lo vale con creces, no sólo por el descanso y el flujo económico y social que genera en automático, sino porque ofrece experiencias completamente diferentes, que nos ayuda a entender el viaje de Lazlo Toth con todos su matices: desde su sueño por una vida mejor hasta la dura carcasa que construye para defenderse a él y a los suyos en un suelo que nunca se vuelve su hogar, pues figuras como el mecenas Harrison Van Buren (Guy Pearce) se aseguran de hacerle ver que no pertenece ahí.

Pero The Brutalist tiene otra situación que la hace única: costó solo 9 millones de dólares, y esto se logró, en parte, porque utilizó inteligencia artificial generativa para diseñar el gran monumento que construye Toth, y después porque también se utilizó tecnología para mejorar los acentos de Felicity Jones y Adrien Brody.

Sin embargo, la inteligencia utilizada para los diálogos se usó exclusivamente en los segmentos donde se habla húngaro, que comprenden apenas 5 minutos de la duración total del metraje. El director fue el primero en defender el trabajo de Brody, pero en la misma entrevista para Variety, el actor aseguró que él creció en un hogar húngaro, improvisó palabras en húngaro, trabajó con un coach vocal y “el proceso de post-producción sólo tocó algunas líneas de diálogo, nada del dialecto. Todos trabajamos arduamente para lograr (la cinta), y eso es algo que sabemos todos”.

Así, The Brutalist parece que tomará el camino que de repente tuvo cintas como Terminator, Avatar o Tron, cintas que decidieron empujar los límites tecnológicos dentro la creación cinematográfica y terminaron convirtiéndose en las puntas de lanza que marcaron una nueva época para el cine.

“Estoy agradecido de haber creado una película que habla sobre la inmensa tragedia de un periodo de tiempo. 

Y que sea contada con poca sentimentalidad, casi como una referencia visual de un tiempo que no puede ser olvidado, y una tendencia perversa subyacente que no puede ser ignorada”.

Adrien Brody, Variety

The Brutalist es, sin lugar a dudas, un experimento cinematográfico que, dentro de sus fuertes marcos y controversial propuesta estética, captura la forma en la que la humanidad trasciende la adversidad para dejar un legado en el mundo a través del arte. Rumbo al final, la cinta termina con la moraleja de “lo que importa es el destino, no el camino”. Y para Brady Cobert y Adrien Brody, queda claro que su destino es cimentar un legado revolucionario en Hollywood.

The Brutalist
Copyright @ The Brutalist /Universal Pictures
Poster El Brutalista
El Brutalista
Género(s)

Drama

Director(es)

Brady Corbet

Reparto

Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce

Disponible en

Cine

Crítica | El Brutalista

The Brutalist es un experimento cinematográfico que se compromete con la experiencia de ir al cine. Pasará a la historia como una cinta que inspira a jóvenes artistas de toda índole.

¡Está Genial!

4.5