En este artículo:
- El director Paul Feig confesó que Steve Carell fue quien descubrió la mejor manera de traducir la comedia británica de The Office para el público estadounidense.
- El actor supo impregnarle una humanidad especial a Michael Scott, para que la gente empatizara con él y no fuera solamente “un mal jefe”.
- Al final, Carell se convirtió en la esencia de la serie, y su salida probablemente fue lo que inspiró el final de la serie.
Michael Scott, interpretado por Steve Carell, es un personaje icónico de la televisión, cuyo rasgo principal es su constante búsqueda de la aprobación de sus empleados en Dunder Mifflin, lo que lo lleva a veces a hacer comentarios inapropiados y tomar decisiones cuestionables.
A pesar de sus fallos, el equipo detrás de The Office y Steve Carell estaban convencido de que Michael era más que un simple «jefe imbécil», lo que lo llevó a cambiar por completo algunos rasgos de su personalidad para demostrar que debajo de su torpeza y falta de filtro, hay una vulnerabilidad que lo humaniza.
A continuación, te contamos cuáles fueron esos cambios que transformaron a Michael en uno de los personajes más queridos de The Office.
Steve Carell cambió el enfoque de Michael Scott
Paul Feig, quien dirigió varios episodios de The Office, recordó en una entrevista en el podcast Dinner’s on Me, de Jesse Tyler Ferguson, los desafíos de adaptar la serie británica al público estadounidense, entre los que destacan el hecho de que la comedia es muy diferente entre ambos países.
Feig explicó que en la versión original, Michael Scott, era mucho más cruel y “cancelable” porque los británicos disfrutan de una comedia que «destroza al personaje principal», mientras que los estadounidenses prefieren empatizar con un protagonista. «Si no les cae bien, simplemente lo ignoran. No lo ven», señaló.
Cuando Feig comenzó a dirigir episodios en la segunda temporada, Michael aún era percibido como “aburrido y malo”. Sin embargo, justo en ese momento, Steve Carell ganó popularidad tras protagonizar Virgen a los 40, lo que obligó a la serie a reconsiderar su enfoque. «De repente, Steve se convirtió en una gran estrella, pero el programa no estaba funcionando como esperaban en términos de audiencia», recordó Feig.
Fue entonces que durante el rodaje del episodio Office Olympics, Steve Carell tomó una decisión que cambió la evolución del personaje para siempre. En la escena en la que Michael recibe una medalla de oro de sus empleados, Carell, como el personaje, comenzó a emocionarse hasta que una lágrima recorrió su rostro. «Fue un momento increíble», dijo Feig. “Yo dije, ‘Oh, haz eso otra vez. Hazlo otra vez. Esto es genial. Y creo que ese fue el momento en el que pensamos, ‘ese es él'».
En ese instante, el equipo cometió que Michael no era solo un imbécil, sino un hombre perdido que intentaba ser gracioso, pero con buenas intenciones y, a partir de ese momento, el personaje ganó una humanidad que lo hizo entrañable para los/as espectadores/as. «Michael tiene cualidades redimibles; David Brent, en cambio, es un imbécil sin redención. Y esa es la diferencia cultural entre la comedia estadounidense y británica».
¿La salida de Steve Carell provocó el final de The Office?
Al final, The Office se consolidó como una serie querida por su elenco de personajes memorables y su humor auténtico. Pero sin duda, uno de los más queridos es Michael Scott, quien a pesar de su falta de habilidades de liderazgo que provocaban situaciones incómodas, su personalidad y preocupación por su equipo lo hicieron entrañable.
Desafortunadamente, Steve Carell dejó The Office al final de la séptima temporada, lo que representó un cambio significativo para la serie dado que su personaje era una figura central y su partida marcó un antes y un después. Al final, su despedida fue emotiva y el programa siguió adelante, pero muchos consideran que tanto la popularidad como la recepción crítica de la serie decayó.
De hecho, Ricky Gervais, co-creador de la serie, comentó en la edición 68 de los Globos de Oro realizada en 2011, que estaba convencido de que la salida de Steve Carell llevaría al programa al fracaso, ya que era Michael Scott quien con su humor inapropiado levantaba cada escena del show.