True Detective en su Temporada 3, venía planteando elementos de primerísimo nivel. Sin embargo, el desenlace significó un bajón y una decepción que nadie esperaba. No importó tanta construcción de tensión alrededor de un misterio, porque éste acabó resolviéndose de forma abrupta y sin un contexto más importante.
No vamos a decir tampoco que fue espantoso, pero cuando van tejiendo una trama con pistas que aparecen por doquier, más el juego de tres diferentes líneas de tiempo, lo mínimo que hay de expectativa es una resolución que te recompense por haber dedicado tanto a querer desenterrar la verdad… Una verdad «oculta» que no fue nada del otro mundo.
La forma en que se desarrollaba la historia, con esa particularidad de hacer transiciones en tres épocas distintas, fue sublime. Desgraciadamente ese recurso narrativo era más intrínseco en la personalidad de su protagonista, que un aporte al misterio como tal.
Era la presentación de las distintas capas del personaje, lo cual se aprecia al permitirnos ver una destreza actoral impresionante del, ahora dos veces ganador del Oscar, Mahershala Ali… Pero, sinceramente, pudieron haber hecho algo mejor. Yo siempre aposté por el elemento sobrenatural o espiritual y quede burlado porque nunca se registró.
Fin del misterio
Luego de que dieran algunas vueltas y consiguieran información con sus contactos, tanto Wayne como Roland (en 2015) se dirigen a la ahora abandonada mansión de los Hoyt. Ahí se topan con el famoso cuarto color rosa, donde descubren una pared con un gran dibujo, igual a los que hacía Julie en su hogar.
Prosiguen con su ímpetu detectivesco y llegan a la casa del tal Junius Watts. Éste los recibe como si estuviese viendo a fantasmas del pasado que vienen a llevárselo a la tumba, por lo que confiesa -súper conveniente para la trama- todo lo que sucedió con los niños Purcell.
En resumidas cuentas, Watts cuidaba a Isabelle Hoyt, hija del magnate, y quien quedó mal de la cabeza después de que perdiera a su esposo e hija pequeña. Llegó un día en que en un almuerzo en la empresa, Isabelle miró a los niños Purcell junto a Lucy, que trabajaba ahí en ese entonces.
Harris James, quien había ayudado a los Hoyt a cubrir un accidente que estuvo involucrada Isabelle, contactó a Lucy para un acuerdo de «prestar a los niños». Es así que Isabelle, Watts y los pequeños se juntaban a jugar en el bosque, mientras Lucy recibía dinero por ello.
La fatalidad
Todo iba bien hasta que una fatídica tarde en que Isabelle se encontraba peor que de costumbre, ya que ella consumía litio para mantenerse «estable», quiso llevarse a Julie a la fuerza a su casa. Will trató de impedir con todas sus fuerzas que esto ocurriera y fue ahí que Isabelle lo empujó, cayendo la cabeza de éste sobre una roca, falleciendo al instante.
Watts movió el cuerpo, mientras una angustiada Julie no sabía qué le pasaba a su hermano. Así es que lo llevó hasta la cueva y le dijo a la pequeña que estaba descansando, momento en que la propia Julie le acomodó las manos como en el bautizo.
La niña viviría en la mansión Hoyt desde ese día y por más de 10 años. Su vida giraría alrededor de ese cuarto rosado y pasaría drogada con litio, suministrado por la propia Isabelle para intentar que ella olvidara todo recuerdo de su antiguo hogar.
Watts, en un arranque de remordimiento, dejó abierta la puerta de este cuarto para que Julie escapara, teniendo como plan que se encontraran en un punto en específico. Sin embargo, ella jamás se presentó.
La tumba de Julie
Continuando con esa mega confesión de Junius, Wayne, Roland y nosotros como espectadores nos damos cuenta de que luego de huir se fue a un hogar de monjas que cuidan a mujeres con problemas, hasta que eventualmente «murió» aparentemente por VIH.
En ese convento está la tumba de Julie y el caso parece resuelto. El sabor es agridulce para los detectives y para nosotros claro, por lo que en un ápice de lo que parecía que algo más interesante iba a pasar, Amelia se le aparece a un anciano Hays, diciéndole la teoría del «¿y si Julie nunca murió?«.
La fachada de la muerte había sido un acuerdo entre las monjas para que ella pudiera vivir de forma libre sin temer por su pasado. Además, en una muy feliz coincidencia, se reencuentra con el niño que siempre tuvo un crush con ella cuando estaban en el colegio. Ahora ambos adultos, comenzaron una relación y tuvieron una hija que llamaron Lucy.
En la mente de Wayne
El viaje vertiginoso y prolijo de la trama de True Detective fue gracias a las confusiones dentro de la mente de Wayne Hays. Es por él que había tantas teorías conspirativas en diferentes foros y que hacía apetitoso este final. Pero esa memoria engañosa del detective nos la jugó muy bien.
Incluso cuando tuvo el encuentro con lo que marcó su vida, Julie, ni siquiera pudo recordar dónde estaba. Sucede que da con la dirección en donde vive esta mujer, pero al parquearse fuera de la casa, pierde su memoria. Se acerca a ella y sostienen una conversación cordial, ambos desconociendo frente a quién están.
O quizás no del todo… hay un momento en que una mirada de Hays denota reconocimiento, pero quizás no quiso decir nada porque no quiere alterar la buena vida que tiene Julie, luego de haber pasado tantos tormentos.
El cierre
El episodio termina con Wayne acompañado de su familia, nietos y su buen compañero Roland. De pronto, la cámara viaja hasta su ojo derecho, que nos transporta a la línea de tiempo de los 80’s, en la reconciliación que tuvo con Amelia, esa mujer que en las buenas y malas siempre fue el equilibrio de su vida.
Posteriormente, ponen una escena de un Wayne en Vietnam, siguiendo pistas de algún enemigo….
¿Qué sugiere esto? Para mí, creo que es una forma de decirnos que su mente es un loop eterno o que cada vez regresa más atrás, perdiendo su capacidad cognitiva.
Como último apunte, tengo que decir que la decepción de este final fue grande. No obstante, admiro mucho la relación entre Amelia y Wayne. Ése fue el punto fuerte de la serie en realidad, que nos distrajo con el misterio de los niños Purcell. Lo que sí fue inaudito es que no dijeran cómo murió ella, ni dieran conclusión a lo del documental, ni nos ofrecieran un último vistazo a Tom.
¿Y por qué 2015? Eso es algo que todavía resuena en mi cabeza, desde el primer episodio me pareció extraño. Tal vez se animan a un episodio especial de conclusión unos cuantos años más tarde, tal vez 2019.
Veredicto
La experiencia True Detective es sumamente importante para cualquier amante de las buenas series y del buen cine. Desde la ambientación, el diseño de producción, las actuaciones, la dirección…, todo se ve impecable.
El ritmo y diálogos también son interesantes, pero es una verdadera lástima que todo lo bueno lo desperdiciaran con un final que no cumplió con las expectativas.