NARCOS estrena su cuarta temporada, ahora en territorio mexicano.
En esta ocasión, viajaremos al México de los 80 para ver cómo nace la red de narcotráfico más grande de América.
El jefe de jefes…
Sumergiéndonos en los inicios de la guerra contra el narco que padecemos hasta la fecha, durante 10 episodios veremos en esta temporada de Narcos el despegue del imperio creado por Miguel Ángel Félix Gallardo (Diego Luna).
De orígenes humildes, ex-policía y ex-escolta del gobernador de Sinaloa, «El Flaco» se sabía todos y cada uno de los trucos para doblar la ley a su favor. Con la ayuda de Rafael Caro Quintero (Tenoch Huerta), tuvo la visión de organizar el primer «sindicato» de narcotraficantes en México, el cual con el tiempo sería reconocido como el Cártel de Guadalajara.
Con poder de convencimiento nato, calculador y siempre un paso adelante de sus adversarios, Félix Gallardo tuvo en sus manos las riendas de la red más grande de tráfico de drogas de la que se tenga registro. Todos estaban coludidos, desde policías corruptos hasta empresarios y políticos del más alto nivel. Y aún así, todos terminaron respondiendo ante la autoridad de «el Padrino«.
Un hombre con buenas intenciones…
Por otro lado, una emergente DEA estadounidense, con presupuesto limitado y recursos aún más escasos, trata de comprender la magnitud de este lucrativo negocio. Ahí conocemos a Kiki Camarena (Peña), quien cansado de ver la impunidad que lo rodea, llega a Guadalajara con la convicción de enderezar las cosas.
Alianzas, traiciones, ejecuciones y opulencia inundan la vida de los implicados, mientras los agentes estadounidenses y el ejército mexicano intentan contrarrestar la inevitable plaga de drogas que se avecina.
Caras conocidas de Colombia hacen su aparición en Narcos México para convencer al jefe de jefes de que «el negocio está cambiando». Ahora, en sus manos, está la distribución multimillonaria de cocaína hacia E.U. y, con ello, el riesgo de perder todo su imperio.
Nada detendrá a este capo de la droga: ni su familia, ni sus amigos más cercanos lograrán persuadirlo. Mucho menos un noble agente de la DEA que sólo quería hacer del mundo un lugar mejor.
La realidad supera a la ficción…
Narcos México resulta tanto impactante como adictiva. Las referencias y personajes que retratan son lastimosamente una radiografía de un problema muy actual. En un país que sufre de desapariciones forzadas, corrupción e impunidad, la serie despierta una curiosidad (casi morbosa) por querer saber un poco más de hasta dónde llegan los tentáculos del hampa.
Como mexicano, me resulta estremecedor y a la vez fascinante conocer esos destellos de la historia no contada de sucesos muy conocidos.
Lo que más rescato de la serie, en todas sus temporadas, es la forma en que abordan el tema. Si bien los personajes son de alguna forma carismáticos para el espectador, nunca se deja de lado la crueldad de los crímenes que cometen. Esa forma de mostrar los conflictos humanizados, pero no romantizando los hechos en los que se basaron, sigue fiel en esta cuarta temporada.
El desenlace es crudo y potente; nos deja pensando si esta guerra algún día tendrá fin. Con todas las piezas puestas en el tablero, seguramente veremos una quinta temporada, llena de aquellas noticias con las que crecimos en los 90.