Después de muchas versiones y varios intentos fallidos, el clásico encapuchado vuelve a la pantalla grande…, esta vez de la mano del director Otto Bathurst y con Taron Egerton como protagonista.
Quizá cuando supiste de esta nueva versión pensaste: «¿Otra vez?«. Pero déjame decirte que Robin Hood: Orígenes no es como sus antecesoras; por eso mismo no hablaremos de ella como un remake más, sino que la trataremos como una cinta completamente aparte y fuera de la historia tradicional que ya conocemos porque, al final, termina imponiendo un sello propio. Quizá precisamente por eso los críticos la estén odiando tanto.
Un nuevo Robin Hood
Desde el inicio la cinta se autojustifica diciendo que no tienen ni idea de en qué año está sucediendo todo esto, y que tampoco es la historia que ya conocemos —como ya mencioné—; lo que le abre paso a muchísimas posibilidades pero sin perder la única y más importante escencia del personaje: robarle a los ricos y repartirlo con los pobres.
¿En qué cambia el personaje? Bueno, básicamente ahora es una especie de justiciero, muy al estilo de Green Arrow, con habilidades de batalla y una puntería con el arco casi inhumana. Por otro lado, si hablamos de la historia en general, ésta es mucho más bélica y llena de acción.
Aquí, Robin es un noble que vivía feliz con todas las comodidades que eso representaba, junto con su novia Marian, interpretada por Eve Hewson, quien, por cierto, resulta ser una agradable sorpresa. Todo cambia cuando es reclutado por el ejército para defender a Inglaterra en la cruzada contra los árabes, a través de una carta del mismísimo gobernador de Nottingham, interpretado por Ben Mendelsohn jugando a ser el villano, otra vez….
La guerra
Desde la escena inicial, la película deja claro que lo que veremos será bastante diferente a lo que creemos saber sobre el Robin Hood, presentándonos una secuencia bélica donde parecería que estamos viendo al ejército de Estados Unidos peleando en Irak, sólo que en vez de armas de fuego, hay arcos, espadas y ballestas. La secuencia en su conjunto está bastante bien lograda y llega a ser sorprendente y un tanto gráfica.
Sí… hasta ahora puede que te suene algo medio loco y que no tiene nada que ver con la esencia de del personaje, pero a partir de esto, se desata todo…: Robin vuelve de la guerra tras ser herido, descubre que su amada lo cambió por otro, se da cuenta de que el gobernador lo había declarado muerto años atrás y un soldado del bando enemigo se vuelve su amigo y lo entrena para la misión.
El nacimiento del justiciero
Creo que justiciero es la palabra perfecta para definir a esta versión del personaje, incluso podría ser un tanto anti-héroe, ya que le da igual a cuántos soldados enemigos tenga que matar o cuánto tenga que destruir; su único objetivo es salir corriendo vivo de ahí con un saco lleno de oro. La verdad es que las motivaciones son simples, pero justas, quiere vengarse del gobernador de alguna forma por haberle quitado literalmente todo lo que le pertenecía. En el camino, descubrirá que él no es el único malvado, sino que, junto con la Iglesia, hay una conspiración todavía más grande.
Los malos
Como menciono en el párrafo anterior, la Iglesia conspira junto con el gobernador para darle todo ese dinero a los árabes y terminar la guerra lo antes posible, no sin antes dejar un rastro de sangre en el pueblo junto con la pobreza de toda una nación. Algo que me gustó mucho es que hagan ver a la Iglesia como los verdaderos malos, porque al final siempre son ellos quienes han metido mano en la historia. Por otro lado, como los últimos personajes de Ben Mendelsohn, su personaje es muy poco creíble y es exactamente el mismo villano fallido que en Ready Player One (Steven Spielberg, 2018) y Rogue One (Gareth Edwards, 2016): ¡hasta el atuendo es igualito!
Entonces sí… sabes desde un inicio que el villano no se saldrá con las suyas por lo risible que resulta el personaje.
Vestuario del siglo XXI
Como ya lo dije, el gobernador se ve como un malvado multimillonario de la época moderna, ya lo juzgarán ustedes mismos… Pero no es el único que luce atemporal. El disfraz de Robin Hood es literalmente igual al de Green Arrow, con la hoodie, los cortes y todo. Hay incluso una escena muy específica donde en una fiesta hay hasta música electrónica y parece una fiesta de halloween en pleno 2048 por lo excéntrico que se ve.
Pero bueno… fuera de estos brotes atemporales, creo que hacen un buen trabajo mostrando una Inglaterra antigua.
Y sí… habrá secuela
El desenlace de Robin Hood: Orígenes es bastante obvio y no creo que sea necesario «spoiléartelo» más, obviamente ganan los buenos y causan toda una revolución que deja abierta la posibilidad de una segunda parte.
Antes de concluir, me gustaría agregar que el montaje y la edición en varias de las secuencias de acción está bastante bien logrado; y aunque los efectos especiales llegan a verse muy a la Michael Bay, le dan un toque interesante al mood de la cinta, pues hay partes bastante lentas que lo único que hacen es postergar las peleas para no saturarnos aunque ellas mismas terminen saturando más.
Hablando de las peleas, es curioso que algunos de los malos parecen tener superfuerza o alguna especie de dotación sobrehumana, mientras que la mayoría de ellos lucen como maniquís que se desmayan con una patada; esto hace que la cinta se acerque mucho a las películas de superhéroes.
Definitivamente este Robin Hood NO ES PARA TODOS y habrá gente que lo vaya a terminar odiando por no ser el personaje que creían conocer. Pero, para ser una versión millenial, creo que está más que pasable.