Sabrina regresa para hechizar a nuevas generaciones, pero su encanto podría no ser suficiente para los nostálgicos.
El día llegó. En la víspera de su decimosexto cumpleaños, Sabrina Spellman deberá decidir entre su naturaleza de bruja y su familia; o sus amigos y el mundo mortal.
Protagonizada por Kiernan Shipka, y escrita y desarrollada por Roberto Aguirre-Sacasa; The Chilling Adventures of Sabrina retoma al clásico personaje de los cómics de Archie, para sumergirla en un universo indudablemente oscuro.
Antes de seguir con la crítica de este show, es preciso aclarar que esta nueva versión está basada en los cómics El Mundo Oculto de Sabrina; mientras que la sit-com de los años 90, se regía bajo el tiraje de Sabrina, the Teenage Witch. Más allá de una comparación entre ambas series; el propósito de este review es tocar los puntos positivos y negativos del show de Netflix, de manera independiente.
Dicho ésto, que comience la magia.
Una heroína para el inframundo
Okay, es justo empezar diciendo que nuestra nueva Sabrina Spellman es brillante. Kiernan Shipka tiene todo para interpretar a la bruja. Más allá de la apariencia física y el argumento en el que se desenvuelve; el historial de actuación de Shipka es suficiente para dejar en claro que tiene más del talento necesario para llevar a la cima a este personaje.
Que si bien, al escribir a Sabrina existen algunas deficiencias de guión; Shipka las sobrelleva y traduce a la bruja en una personalidad sumamente carismática y digna de admirarse. La evolución de Sabrina es clara a través de cada uno de los episodios; e incluso, si se comparan las primeras apariciones del personaje, con el resultado final de la temporada, los contrastes son amplios.
Una de las cosas que más se admira sobre ello, es la manera en que se conserva la esencia de la bruja; a pesar de los abruptos cambios a través de los cuáles va a conducirse el crecimiento de ésta.
Asimismo, la relación que Sabrina tiene con cada uno de los personajes presente, está sumamente bien construida. No es lo mismo ver a la joven en medio de una escena con Tía Zelda que con Tía Hilda; ni a Sabrina con Susie y Rox que con The Weird Sisters. El rol que cada uno de éstos juega en torno a la protagonista está muy bien delimitado, y eso se agradece.
Un squad para el apocalipsis
Algo de lo que podría pecar la serie, es en tener demasiados personajes a los cuáles darles importancia; cuando se tienen tan pocos episodios. No obstante, varios de ellos relucen en los momentos que deben, opacando incluso, a algunos que no poseen aún la fuerza suficiente.
Entre los elementos que más se destacan, se encuentran Prudence (Tati Gabrielle) y Ambrose (Chance Perdomo); de los cuáles realmente se espera una presencia más sólida para las siguientes temporadas. Pues, en ausencia de otros participantes; son ellos los que en más de una ocasión terminar por cargar el peso del show en la espalda. Tanto en instantes vividos con otros personajes, como en escenas únicamente lideradas por ellos.
De la misma manera Michelle Gomez cumple en los zapatos de Miss Wardwell, y es quien al final logra una mayor conexión con Sabrina; dejándonos ansiosos por más momentos entre ambas. No obstante, se percibe un poco limitada a Gomez dentro del rol; quien está acostumbrada a dar notas un poco más cómicas dentro de las maquiavélicas personalidades que ha llegado a interpretar.
Quien también entrega su sello es Lucy Davis en el papel de Hilda; quien muestra una química real con Shipka y un lado maternal raramente visto a lo largo de la serie. Por su lado, la Tía Zelda (Miranda Otto) vende esta parte sobria del dúo; a la que, aunque podría resultar complicado comprender, expone la parte de influencia religiosa tanto sobre Sabrina como de sí misma.
Y no podemos dejar atrás a Harvey Kinkle (Ross Lynch), quien tiene ese encanto necesario para empatar con su alma gemela. Es alrededor de él, de quien giran las decisiones del personaje principal.
Contra el verdadero demonio
Hay que reconocerle algo a la serie. El señalar de forma explícita los roles de género en cada una de las jerarquías; requiere valentía. Aferrándose a un sólido enfoque feminista; algo que logra perforar la historia, es el constante cuestionamiento de su protagonista hacia las leyes y normas establecidas por su gente.
En esta parte, resulta sencillo hacer comparaciones con sistemas actuales; sobre todo religiosos, donde la figura masculina posee un poder casi divino, en el que la voluntad del Señor Oscuro es transmitida a su pueblo a través de un Sumo Sacerdote.
No es tanto el hecho de que el líder de la secta sea en sí un hombre; (pues ésta represión es criticada con más fuerza en otros momentos y con otros personajes; como el equipo de football, el director Hawthorne, entre otros). Sino que, éste abuso de poder que bien es conocido de entre distintas religiones alrededor del mundo; es expuesto con la satírica interpretación de todos los participantes de la Iglesia de la Noche. Pues este juego religioso podría resultar incómodo en ocasiones; pero no deja de ser importante.
Y no, esto no quiere decir que The Chilling Adventures of Sabrina venga con una premisa de muerte al macho; pues el valor de los personajes masculinos que juegan a favor de la trama, es reconocido. Por ejemplo, en los hermanos Kinkle y Ambrose Spellman.
Problemática Mortal
En CAOS no todo es miel sobre hojuelas. Pues hay bastantes detalles, tanto narrativos como técnicos, en los que se debe trabajar.
Para empezar, y aunque varios de sus personajes tienen un crecimiento importante dentro de la historia; hay varios que se quedan atrás, y que incluso terminan sobrando en el plano más grande.
Tal es el caso de Rox (Jaz Sinclair) y Susie (Lachlan Watson); quienes, más que influir dentro de las decisiones de Sabrina, viven en sus propias burbujas individuales. Pues, aunque algunos de sus actos lleguen a tener consecuencias sobre el argumento principal; no se logra profundizar lo suficiente en ninguno de ellos como para generar empatía con los espectadores, y que éstos se interesen por sus historias.
Esta parte en específico resulta una lástima. Ya que, sin soltar spoilers, ambos personajes se encontraban jugando con temáticas importantes a las que se podía explotar; y no sólo tocar en la superficie. CAOS tenía la voz y la fuerza para soltar estas armas narrativas, pero pareciera que en el camino, los guionistas se acobardaron y decidieron dejar en el límite todo en lo que Rox y Susie podían convertirse. Algo que podría haber concluido en un statement de valor, se queda a medias; o de una forma erróneamente abordada.
Más Técnica que Magia
Hay que ser honestos. A comparación de otras producciones de Netflix, CAOS se encuentra en un nivel muy tibio de producción. Sí, comprendemos la inversión en cuanto a efectos especiales y otro tipo de recursos funcionales para la historia; pero hablando estrictamente de la imagen en crudo, los cuadros memorables son pocos.
En más de un episodio, y sobre todo, cargando hacia los primeros cuatro de la temporada; pareciera que el show se empeña más en ofrecer un efecto psicodélico; del que al principio podría pensarse que está colocado intencionalmente para delinear los momentos donde hay magia presente.
Sin embargo, dicho lente no sólo aparece en más tomas de las que debería; sino que se vuelve un constante dolor de cabeza para la audiencia. Pues, más allá de cumplir con su propósito, pareciera arrojado aleatoriamente encima de varias tomas; y la intención termina por difuminarse tanto como la imagen que nos presentan.
Afortunadamente, conforme la historia avanza se reduce la aplicación de tal recurso; y esta cuestión abre paso a nuevas virtudes que sí funcionan. Entre ellos, la clásica utilización de maquillaje y animatronics; alejándose del CGI.
Entre Riverdale y Greendale
La conexión entre ambos lugares y ambas series es obvia. Y se nota el trabajo de los productores del éxito de CW en este original de Netflix; tanto en la construcción de la historia; misma que deja varias tramas individuales incompletas; como en la relevancia política que intenta darse a cada episodio.
Es también por ello que a muchos, CAOS podría resultarles una serie demasiado teen. Donde a veces el melodrama supera al argumento; y donde los problemas parecen más bien construidos para impresionar con plot twists inesperados, que con un propósito claro.
Eso no quiere decir que sea malo; sino que, el formato está generado para un público más joven y por ello podría no gustarle a parte de la audiencia. Pues si algo deja CAOS en claro, es que está diseñada para hechizar a nuevas generaciones; y eso podría hacer que el encanto termine para los nostálgicos.
Ahora, respondiendo a la pregunta que se ha generado en todos lados desde que se anunció la producción de Sabrina. Sí, existe una pequeña ventana de posibilidad en la que Riverdale (CW) y The Chilling Adventures of Sabrina (NETFLIX); estén manejándose dentro del mismo universo televisivo; abriéndose a la posibilidad de un crossover en el futuro.
En conclusión
¿Es The Chilling Adventures of Sabrina todo lo que esperábamos y más? No, puede que no se esté del todo satisfecho con el resultado. Pues como he mencionado a lo largo de este review, a la serie aún le quedan muchas cosas en las cuáles desarrollarse para ser un producto extraordinario.
No obstante, CAOS sí cumple con lo prometido en sus primeros trailers; logrando reinventar la historia y trayendo de regreso al mundo a las brujas y hechiceros. Además, viéndolo de una forma fría, esta primera temporada parece haberse creado para ser sólo una introducción, a todo lo que el universo de los Spellman puede ofrecer. Después de todo, las preguntas resueltas en sus diez episodios son muy pocas, y aún quedan demasiadas interrogantes a responder.
Ojo, que el tema de ser una serie teen no te engañe. La serie es buena a gran escala, y si consideramos las posibilidades que Netflix podría otorgarle al (ya aclamado) show; a Sabrina Spellman le queda mucha magia por hacer.