Las Aventuras de Maurice es una divertida historia que tiene todo para convertirse en un clásico de culto
En Las Aventuras de Maurice, el gato protagonista (Hugh Laurie/Javier Ibarreche) de alguna forma logra obtener consciencia junto con un grupo de ratas, por lo que deciden aprovecharse de los humanos incautos y crean una estafa: al más puro estilo del flautista de Hamelin, pretenden que una infestación llegó y sólo ellos saben cómo solucionarlo, ya que tienen a Keith (Himesh Patel/Emilio Treviño) como su propio músico salvador.
Las cosas cambian cuando llegan a Bad Blintz, no sólo porque la hija del gobernador: Malicia (Emilia Clarke/Gaby Meza), descubre rápidamente su estafa, sino porque hay un problema más grande: una amenazante figura, conocida solo como “El Jefe” (David Thewlis/Rojstar) está dejando que el pueblo entero muera de inanición.
Tal vez puede ser fácil catalogar esta historia como una película sencilla de aventuras para toda la familia, pero en realidad tiene una construcción sumamente especial y compleja, con ideas que nos dejan pensando mientras se burlan de los clichés de cuentos de hadas.
Desmenuzando la filosofía de Terry Pratchett
La historia está basada en un cuento del escritor Terry Pratchett, quien aparece póstumamente como productor ejecutivo de la cinta. Al escritor británico le gustaba crear fábulas y cuentos que aparentan ser sencillos, pero que en realidad esconden una intensa carga social.
Y en Las Aventuras de Maurice, el gato protagonista tiene de dos: puede ayudar a sus amigos y colegas, quienes están también desapareciendo afectados por la misteriosa misión de El Jefe, o simplemente irse para seguir estafando a la gente. Esta dicotomía parece sencilla, pero toma una dimensión completamente diferente cuando se pone en perspectiva su consciencia.
Aunque Maurice y sus secuaces pueden hablar, realmente eso es algo raro. Hay ratas, perros y gatos que no pueden hacerlo y que son tratados como los animales que son. ¿Su consciencia les da alguna responsabilidad con el mundo? Si son capaces de saber y reconocer lo que hacen, ¿deberían comportarse mejor? ¿Qué pasa con los animales que no pueden hacerlo?
Estas son intensas preguntas que cada animal en el mundo de Las Aventuras de Maurice debe hacerse. Y es particularmente interesante cómo las ratas desarrollan una especie de solidaridad con sus contrapartes no-conscientes, y es que su nuevo raciocinio les permite entender el dolor y la tortura que viven a menos de los seres humanos.
La Sabiduría es poder
El Jefe tiene una visión reflexiva igual que la de las ratas y la de Maurice, por lo que es una amenaza que poco a poco se va haciendo más y más grande, hasta poner a los protagonistas en encrucijadas que son sorprendentemente complejas. Parte de lo que nos hace conscientes es tener claro que en algún punto moriremos, pero también nos permite atribuirle un significado y sentido a nuestra vida y cómo nos vamos de ella.
Así, Las Aventuras de Maurice nos relata una historia de solidaridad y de trabajar por ser mejor. Y a través de Keith y Malicia, vamos descubriendo también cómo el estudio, los cuentos, la fantasía, son vehículos que nos permiten también entender mejor a las personas y el mundo en general.
Pero aunque trata temas sumamente densos y difíciles, Las Aventuras de Maurice se desarrolla de manera sencilla, clara y emocionante. Ideal para cualquier infante que busque aventura y cualquier padre/madre que quiera discutir una bonita lección con sus hijos/as.
Por eso, Las Aventuras de Maurice es un caso de una película especial, que aunque puede no llamar la atención en primera instancia, su historia, sus personajes y su desarrollo es tan conmovedor, que seguramente pasará a la historia como una cinta de culto.