Guillermo del Toro nos explicó en exclusiva la diferencia entre la animación, el live-action y sus planes para apoyar a animadores mexicanos
Se podría decir que el director Guillermo del Toro es el superhéroe del cine mexicano. Apenas la Asociación Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas anunció los problemas económicos que tiene, el cineasta tapatío se movilizó en redes sociales para proponer maneras de rescatarlo, a lo que le siguieron varias personalidades de la industria.
Y cuando Cinemex no pudo concretar el contrato para llevar su nueva película de Stop-motion: Pinocho a las salas, Del Toro también se movilizó y lograr conjuntar cientos de cines independientes alrededor de la República para que miles de personas tuvieran la oportunidad de verla en pantalla grande.
Guillermo del Toro está luchando por el cine mexicano y por la animación, dos de las industrias más golpeadas y subestimadas por estímulos gubernamentales y audiencias por igual. En Fuera de Foco tuvimos la oportunidad de platicar con él sobre por qué es importante la animación y cómo planea seguir apoyando el talento joven en México.
La diferencia entre la animación y el live-action
Guillermo del Toro recientemente dijo que quería dedicarse a la animación al 100%. Después de todo, empezó su carrera como animador de stop-motion y desde siempre ha hablado de lo mucho que le gusta crear mundos animados. Sin embargo, la vida hizo que se posicionara más como un cineasta de grandes cintas live-action.
Al respecto, Del Toro nos dijo que “la animación es la forma más alta de creación. Porque no hay nada y lo creas todo desde cero. En live-action, tú capturas con tu cámara, provocas un accidente emocional o de efectos especiales y lo capturas. En animación, lo tienes que crear todo: el viento que mueve el pelo, el giro de un saco, una copa de vino”.
También dijo que le gusta mucho el stop-motion porque “colecciona personas raras. Por eso también es el arte que más conecta conmigo”. “La animación da pie a que se hagan cosas raras. Y para mí, lo raro es lo interesante, le agrega realidad al mundo”.
Durante la entrevista, Guillermo Del Toro nos contó también que uno de los puntos centrales de Pinocho era el tema de la desobediencia, ya que desde el principio pensaron en hacerla una fábula sobre cómo se desobedece:
“Entender la desobediencia como virtud es muy necesaria para luchar contra el totalitarismo, y eso me parece muy real, muy actual. La desobediencia es urgente y está en las manos de los jóvenes. La realidad es que los viejos obedecen con mayor naturalidad.
Gepeto obedece mucho más fácilmente que Pinocho. Entonces, hacer una película enamorada de la desobediencia, enamorada de que Pinocho no sea fácil ni lindo, sino difícil. Que pregunta cosas difíciles. Todo eso era la intención de la película”.
Guillermo del Toro, Fuera de Foco
¿La mejor generación de animadores en México?
Con la idea de la desobediencia, Guillermo Del Toro también nos contó que una de las ventajas de la animación es que no depende de que el gobierno invierta millones y millones en su realización, como pasa con las cintas live-action. “La animación se puede hacer con pocos medios. Se puede hacer con solidaridad, con grupos pequeños sin depender de apoyos gubernamentales”.
También nos comentó que él cree que “México tiene a la mejor generación de animadores y están viviendo los tiempos más difíciles para ejercer su carrera”. Por eso, durante la entrevista, externó su deseo de poder crear una comunidad de animadores de diferentes partes de la República Mexicana para poder seguir impulsando la animación y el stop-motion:
“Pasó una cosa curiosa con la película. Cuando una cadena grande nos quitó el apoyo, de manera casi espontánea 100 salas independientes se unieron para proyectarla.
Eso mismo puede pasar con los/as animadores en México. Yo espero y apoyaré a los animadores de Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México”.
Guillermo del Toro, Fuera de Foco
Si se lograra algo así, seguramente Guillermo Del Toro sería la primer persona en impulsar el arte que se haga en el país. Y al parecer, sólo falta que la desobediencia y la solidaridad crezca para poder seguir impulsando la animación en México.