Platicamos con el editor Affonso Gonçalves, quien nos contó cómo se lograron construir los diferentes géneros que presenta Don’t Worry Darling
En medio de gran controversia, Don’t Worry Darling (No te preocupes, cariño) está a punto de estrenar en cines. El experimento de Olivia Wilde es mucho más ambicioso que el que tuvo con Booksmart (La Noche de las Nerds), ya que no sólo incluye las grandes presencias de Florence Pugh, Harry Styles y Chris Pine, pues la película resultó una historia que juega con las expectativas de la audiencia y que se está transformando constantemente.
Con una vibra de thriller, drama, historia de amor y pesadilla de ciencia ficción, la película nos quiere contar la historia de Jack (Styles) y Alice (Pugh), una pareja de recién casados que vive en un barrio suburbano cincuentero y que gozan de grandes privilegios gracias al trabajo de él como un ejecutivo en el proyecto Victoria, pero conforme pasa el tiempo, Alice comienza a notar cómo ciertas cosas simplemente no cuadran en su paraíso.
Esta película probablemente es la más controversial del año, tanto por su historia como las eventualidades alrededor de la misma; es por eso que el editor Affonso Gonçalves nos platicó cómo fue armar el proyecto para darle cohesión y naturalidad.
Olivia Wilde: La Mente Maestra
Affonso Gonçalves ha trabajado como editor en película más pequeñas e íntimas, como Carol, Patterson, True Detective y The Lost Daughter, por lo que nos comentó que Don’t Worry Darling era realmente “su primer proyecto de estudio”. Además, realmente no estuvo involucrado desde el principio de la historia, pues originalmente la editora de la historia iba a ser Jennifer Lame, pero debido a la crisis de COVID19 y los retrasos de la producción tuvo que abandonar el proyecto.
“Eso fue una de las partes más curiosas del proceso”, nos comentó Gonçalves: “Yo no estuve al principio de la historia y era mi primer proyecto con un gran estudio, en donde tienen una idea muy precisa de cómo necesitan que sea la historia y los pasos a seguir. Ese proceso fue muy nuevo”.
Sin embargo, el trabajar con Olivia Wilde hizo que la experiencia fuera muy grata. “Ella es una gran cineasta y una gran actriz, desde siempre fue un trabajo muy colaborativo en donde hablábamos sobre qué era lo que funcionaba, qué no funcionaba, qué podíamos cambiar. Siempre estaba en constante ir y venir”.
Realmente, lo que convenció a Gonçalves de unirse a la producción fue precisamente trabajar con Olivia Wilde, maravillado por la visión que tenía:
“Aunque había mucho espacio para experimentar y proponer, Olivia tenía una idea muy precisa de cómo quería que se sintiera la película. Una idea muy precisa de lo que quería transmitir, así que desde ahí las cosas fluyeron poco a poco”.
El editor también nos aseguró que “realmente casi todo lo que se filmó está dentro del metraje”, pero él fue quien propuso introducir la idea de una radio en donde se escuchara constantemente la voz de Frank (Chris Pine) el líder de Victoria que se presenta como el jefe de Frank. “No había mucho de él en la película, entonces me gustó la idea de que su presencia se sintiera a lo largo del filme”.
Armando el Rompecabezas de Don’t Worry Darling
La edición es uno de los procesos clave en la industria cinematográfica porque básicamente es en donde la película se arma en su totalidad. Y algo que hace especial a Don’t Worry Darling es la forma en la que transiciona entre géneros. De hecho, Affonso Gonçalves define la transición como “es un drama. Es una historia de Amor. Se vuelve Ciencia Ficción y termina en terror”.
Para él, esta fue la parte más divertida del proceso, ya que “teníamos que cuidar un balance muy especial. Porque sí, la cinta va construyéndose muy lentamente y para el tercer acto es un frenesí que tiene persecuciones y secuencias de acción, por lo que teníamos que controlar mucho el paso. Incluso al final hay mucha historia íntima: con la vecina, con el esposo, con ella misma. Era un balance que debíamos cuidar mucho”.
Y la forma que encontraron para lograrlo fue experimentando. Gonçalves nos contó que pasó mucho tiempo en la sala de edición con Olivia Wilde escogiendo las mejores pistas visuales y sonoras para que desde el principio “la película generara un sentimiento en el espectador que lo hiciera querer regresar”.
Pero tuvieron que ser muy precisos con la elección de esas escenas, particularmente con los flashbacks y la forma en la que presentaban las sorpresas. “Fue prueba y error mucho tiempo. Escogiendo las escenas que mejor nos convenía para poder controlar el ritmo de la historia y contener las pistas que hagan que la audiencia entienda hacía dónde está yendo la historia”.
“La parte más difícil fue encontrar un balance entre las pistas sonoras y visuales. Para unas personas tal vez van a ser muy pocas, para otras puede que sean demasiadas y descubran la historia desde el principio. Pero con un poco de suerte, logramos encontrar ese balance para que la gente quiera volver a ver la película y descubra esas pequeñas pistas visuales y sonoras que dejamos y que dan más información sobre la historia”.
Gonçalves también alabó la actuación de Florence Pugh, asegurando que fue clave para el proceso de edición “ella es una estrella tan talentosa que simplemente puedes seguirla y la historia fluirá”.
Y según él, una vez que lograron centrar las piezas del rompecabezas en Pugh y en controlar el ritmo de la historia, la música y la edición de sonido “logró elevar la película y presentar algo que, con un poco de suerte, llegará a la mente y corazón de las personas, y las hará repensar sobre los temas que Olivia (Wilde) tenía tantas ganas de explorar”.