Versailles, Temporada 2

Las sombras conspiran para opacar la majestuosidad visual de un Versailles radiante.

No existe personaje secundario aburrido en la segunda temporada de Versailles, convirtiéndolo en un show muy entretenido para ver.

Situada cuatro años después de la primer temporada, Versailles mostró una faceta menos rígida en su segunda entrega. El glamour francés se mantiene espléndido como la intriga dentro de la Corte de Louis XIV, pero ahora habrán más sombras de las cuales cuidarse la espalda.

Esta serie producida por Canal+ y que envuelve a Estados Unidos, Francia, Canadá y Reino Unido; no es una por la que alguien deba detenerse con urgencia para no perderla. Aún así, es refrescante tener un vistazo al juego sucio de poder de la Realeza… Sobre todo si es en una de las eras más prósperas para Francia.

Recorrer esos pasillos de Versailles es una experiencia que pocas veces se logra apreciar. Eso y una historia que sabe manejar mejor el tema del misterio y la traición -sobre todo con uso de veneno-; hacen de esta segunda temporada una que se disfruta más que la de su debut.

Es cierto que ya las bases estaban puestas, pero el argumento tiene un desarrollo más entretenido y consumible. Por ejemplo Philippe, el hermano del rey, es simplemente suculento en cada una de sus intervenciones ¡Y vaya que tiene varias!

El tórrido romance con el incurable Chevalier de Lorraine es de las mejores químicas vistas en dramas medievales. En un momento se aman apasionadamente y en otro explotan con furia.

Acostumbrados a la excentricidad de bebidas y fiestas sin mayor responsabilidad, en un momento eso se desploma por un matrimonio arreglado. De esa forma llega la Princesa Elizabeth Charlotte, cuya auténtica sagacidad de una crianza menos ostentosa dará pinchazos que harán al propio Philippe más consciente de sus deberes y su lugar en el reino. El triángulo amoroso resultante es sumamente divertido de ver.

En el lado medular tenemos el romance casi enfermizo de Louis XIV con su amante Madame de Montespan. Esta mujer que perfuma un salón entero con su sensualidad tiene un carácter imponente. Es digno de admirar cómo fue escalando, aunque esa posición de privilegio no le será vitalicia.

Como en todo reino existe conflicto bélico y esta vez es contra Holanda. Louis XIV siente un rival digno en William III de Orange, con quien comparte algunas semejanzas. Llega un momento en que se da un encuentro diplomático entre ellos, con conversaciones intensas que llegan a quitar la venda de los ojos al Rey Sol.

Igualmente el rol de la religión tiene bastante peso. La Iglesia tendrá distintos representantes con sus propias agendas y el Rey siente la responsabilidad de corresponder. Aunque también habrá fuerzas oscuras que conspirarán en su contra.

No existe personaje secundario aburrido en la segunda temporada de Versailles, convirtiéndolo en un show muy entretenido para ver.

Ya sea el trabajo leal -y letal- del espía Fabien Marchal; la rectitud de Marie-Thérèse de Austria, esposa del rey; la ironía y bajos instintos hechos persona del ministro Cassel; Sophie, escurridiza dama atenta a los salones de apuestas; entre otros, tienen el tiempo necesario para desarrollar sus propias historias sin decepcionar. Interesante también el uso de frascos con drogas en medio de la Corte.

A veces quien se siente queda atrás es el personaje principal, pero para el último tercio de la temporada obtiene algunos cambios en su personalidad que le permiten ser más versátil en su actuación. Añadan la resolución al complot contra el Rey y tienen unos episodios finales muy buenos.

A como dije antes, perderse Versailles no es sinónimo de tragedia. Pero sin duda que la majestuosidad de su producción, el vestuario, los diálogos y algunos giros que da; es suficiente como para recomendarla si tienen el tiempo para dedicarle.


Las dos primeras temporadas de Versailles están disponibles en Netflix.