The Rings of Power es un espectáculo visual único y un poema de amor al universo de Tolkien y el género de fantasía en el cine y la televisión.
En 2019 se anunció que Prime Video crearía una historia original sobre el universo del escritor JRR Tolkien, pues basándose sólo en los apéndices y tomando elementos de las conocidas como Primera (El Silmarillion) y Tercera Era (The lord of the rings, the Hobbit) de Tierra Media, este sería el primer material con personajes e historias originales desde la publicación de los libros.
La tarea no era fácil, pues el universo de Tolkien ha reunido adeptos desde la publicación de la novela El Hobbit en 1937, y sumando una gran fanbase con las cintas dirigidas por Peter Jackson a principios de los 2000. Además, se confirmó que la primera temporada era una de las producciones más costosas de Prime Video, elevándose mucho más allá del estándar actual para las series —para ponerlo en contexto The Rings of Power reportó un costo de $465 millones, cuatro veces más que el costo de los episodios de House of the Dragon—.
Por tal motivo, las expectativas alrededor de la serie eran enormes, por lo que al estreno de sus primeros dos episodios queda la pregunta ¿realmente vale la pena?
La respuesta es un sólido Sí, y te contamos por qué.
Manteniendo el legado
Una de las preocupaciones más grandes de los/as fanáticos/as del universo del Señor de los Anillos, era si realmente podría existir una historia independiente de Tierra Media, es decir, que no fuera adaptación directa de un texto ya existente.
Sin embargo, tomar la vía de la originalidad es sin duda una de las virtudes más fuertes de The Rings of Power, pues es capaz de ceder personalidades únicas a sus personajes e insertarlos en un mundo donde conviven de manera orgánica, además de explorar con total libertad los pasados y aventuras de seres que más adelante se transforman en mito, como Galadriel, Elrond, el príncipe Durin, entre otros.
Al trabajar con algo nuevo además, deja a la audiencia en una constante búsqueda de respuestas, añorando descubrir más sobre el espacio donde se desarrolla cada evento y de qué manera conectarán los personajes presentados y sus problemáticas. Es esa nueva capacidad de asombro la que genera expectativa de episodio a episodio, creando un interés fresco que logra hacer que incluso el fanático más grande de Tolkien se sienta en territorio inexplorado. A su vez, establece un mundo al que es fácil entrar a pesar de no conocer el lore completo de la franquicia, por lo que nuevos públicos son recibidos con los brazos abiertos por la historia.
No obstante, sí posee y se enorgullece de los elementos que la conectan al resto de las historias de Tolkien, de tal forma que para los amantes del mismo es como volver a pisar una Tierra con la que han estado familiarizados por años. Retomar a Howard Shore como compositor contribuye justamente a la unión entre The Rings of Power y The Lord of The Rings, además de volver a Nueva Zelanda como escenario principal para la historia.
Una travesía propia
Por sí misma, The Rings of Power es grandiosa. Sabe dar protagonismo tanto a sus personajes como a los espacios en los que vive, presentando una de las fotografías más atractivas dentro del cine y la televisión en los últimos años. El valor de la producción es tangible, pues cada escena está cuidada hasta el último detalle, además de construirse con un misticismo único que la destaca de otras producciones de temática similar.
Y es que es justamente eso lo que la hace brillar: la manera en que cada toma, cada diálogo y cada movimiento construyen hacia el tono de la serie, el cual es un poema de amor al universo de Tolkien y el género de fantasía. Sobre ello, es importante destacar la forma en que se atreve a contar una historia más allá de sus palabras y eventos, empatando situaciones con metáforas visuales de gran escala que contribuyen a solidificar cada emoción.
En particular destaca la presencia de Galadriel (Morfydd Clark) y cómo se refleja ella en el entorno, no sólo formando parte de éste sino como un catalizador de sus pensamientos, momento que es más evidente durante una secuencia en el océano.
Además, el mundo de The Rings of Power dota de características únicas a cada sitio en el que se desarrolla, explotando al máximo sus locaciones y presumiendo con justa razón el diseño de sus escenarios, los cuáles empatan a la perfección con la presencia de sus actores. También es importante resaltar el amplio catálogo de personajes con el que juega: entre harfoots, elfos, enanos y hombres, el universo se siente tan rico y cada participante tiene un rol tan suyo, que cada misión es única e interesante por sí misma.
¿Una fantasía inocente?
Si hay algo qué reconocerle a The Rings of Power, es la capacidad que tiene para atrapar a su audiencia, sin necesidad de generar un shock constante. Es decir, no necesita recurrir a escenas sexuales escandalosas, ni una violencia demasiado gráfica para atrapar a su público, ni para exponer tanto la intensidad como la crueldad de cada batalla.
En una era donde parte del atractivo de la televisión es el morbo, The Rings of Power tiene el mérito de mantenerse relevante por su historia, creando un espacio de fantasía donde el protagonista es la magia. La narrativa está tan bien construida que, aunque existen saltos entre espacio y espacio, al volver con cada personaje no se ha olvidado el objetivo de este, permitiendo al espectador jugar entre diferentes perspectivas —cada una con un tono propio— y sumergirse en cada experiencia.
No obstante, es el tiempo que toma conocer a cada personaje y su historia lo que puede hacer al primer episodio sentirse bastante lento; pues es un replanteamiento total de un mundo y figuras que necesitan espacio suficiente para desarrollarse. Lo que sí, es que logra establecer tal planteamiento en el primer capítulo casi por completo, por lo que el segundo es sin duda un arranque mucho más fuerte e intenso.
Y es que como ya conocimos las motivaciones y orígenes de sus participantes, entablar una relación con ellos y explorar el mundo a su lado en el segundo episodio es muy fácil, haciéndolo fluir naturalmente hacia adelante.
Si bien, hasta ahora hemos podido ver sólo la introducción, la promesa de que será una de las historias más épicas e impactantes del año brilla cada vez con más fuerza, y si los siguientes capítulos se mantienen con tal energía, podría volverse un exponente ejemplar tanto para el universo de Tolkien como para las fantasías medievales en el cine y la televisión.