Robot Dreams es una de las cintas más emotivas de todo el año. Basada en la novela gráfica del mismo nombre creada por Sara Varon, el director Pablo Berger apostó por una animación 2D para contar la intensa relación entre Dog y Robot sin una sola linea de diálogo.
Con la forma en la que explora el dejar ir, el abandono, los errores y el paso del tiempo, el director nos contó que quería hacer “una experiencia sensorial” para que la audiencia pudiera transferir sus experiencias personales en la historia de los personajes.
El resultado, es una de las mejores y más devastadoras películas que se pueden ver. Y en entrevista para Fuera de Foco, el director Pablo Berger nos explicó las metáforas y mensajes que buscó explorar con su historia.
Robot Dreams: ¿una metáfora del paso del tiempo?
Aunque Dog y Robot logran superar los problemas que enfrentaron a lo largo de la película, el agridulce desenlace nos puede recordar a la obra de Albert Camus: Una muerte feliz, en donde el filósofo absurdista asegura que “no hay gran dolor, grandes arrepentimientos, grandes recuerdos. Todo se olvida, incluso los grandes amores. Esto es lo que existe a la vez triste y exaltador en la vida”.
De acuerdo con Pablo Berger, él entendió la historia de Robot Dreams como “una metáfora de cómo la vida te obliga a seguir adelante. Nosotros miramos hacia atrás, pero la naturaleza de la vida nos hace despegarnos, seguir adelante”.
Pero lo que más le interesaba al director, porque fue lo que más le llamó la atención de la novela gráfica, “es cómo la memoria es selectiva. Habla de muchísimos temas, pero uno de ellos y el que me pareció más importante es la idea de la superación a través de la memoria”.
Conforme pasan los días separados, Dog y Robot comienzan a acostumbrarse a sus nuevas vidas. Conocen más gente, tienen problemas, y aunque constantemente piensan en qué estarán haciendo o cómo será su vida, con el paso del tiempo esos recuerdos se solidifican y también se vuelven parte de su nueva rutina.
Gran parte de la inspiración que tuvo para crear la cinta fue Charlie Chaplin, específicamente la película de Tiempos Modernos. “Quería homenajear esa mirada de tragicomedia sin diálogo que le impregnaba Chaplin a sus películas”. Por eso, el jazz también fue un factor muy importante para su desarrollo. “además de ser como una especie de carta de amor a Nueva York, el jazz también genera una atmósfera melancólica muy particular”.
¿Por qué hacer una cinta animada sin diálogos?
La primera cinta en la que experimentó crear una historia sin diálogos fue en 2012 con Blancanieves, y de acuerdo a lo que nos contó Berger, en Robot Dreams, “es maravilloso que el hecho de que no tengan diálogos dejan espacio al espectador exigen mayor atención, pero también yo creo que que también al llegar al final de la película también reciben más de de la película”.
Esto lo sacó de una experiencia personal, pues confesó que la razón por la que “la novela me conmovió hasta las lágrimas porque al leerla, me acordé de un montón de personas que ya no están en mi vida”.
Así que con la ilusión de que la audiencia “pueda conectar con la audiencia y hacer que recuerden a esas personas que ya no están con ellas”. El director nos explicó que el hecho de que se animada es una herramienta que sí permite que el espectador “extrapolar sus experiencias”.
“Yo creo que hay algo muy bonito en la animación y que estoy viviendo con esta película es que el espectador se la hace suya.
Y eso a mí me encanta porque creo que las películas no las terminamos los directores, siempre las termina el espectador”.
Pablo Berger, Fuera de Foco