Finalmente ha llegado el momento de la pelea más esperada del año: Godzilla vs. Kong, y te contamos cual fue el resultado de este épico encuentro.
Desde que en 2014 Warner Bros y Legendary Entertainment anunciaron la creación del MonsterVerse , muchísimas personas aficionadas a los personajes que se verían retratados en este universo de películas, esperábamos el choque entre dos de los más grandes titanes en la historia del séptimo arte: Godzilla vs Kong.
Para llegar a dicho encuentro fueron necesarios 3 largometrajes previos, los primeros dos fungieron como la carta de presentación de dos afamados monstruos que llevaban tiempo sin ser vistos en la pantalla grande estadounidense, el resultado de ambas cintas fue decente.
Por un lado Gareth Edwards retomaría la estética subjetiva y cámara a ras del suelo inspirada en Cloverfield, para elaborar atmósferas asfixiantes donde Godzilla luciera imponente y terrorífico. Esta decisión nos remitiría a la esencia del kaiju japonés tanto en la forma como el fondo: centrándose en los conflictos humanos al demostrarnos al monstruo como un arma inquebrantable que a su paso teje atmósferas desoladoras, que implica enormes consecuencias para la vida de las personas.
Aunque su desarrollo y desenlace ya planteaba un enorme cambio a su esencia temática: Gojira se redimiría como un héroe que busca mantener equilibrada la naturaleza, idea que se reforzaría en la secuela dirigida por Michael Dougherty, donde al apostarse por la espectacularidad, Godzilla se convierte en el rey de los monstruos al derrotar a King Ghidorah.
Por otro lado, Kong: Skull Island del cineasta Jordan Vogt-Roberts, continuaría el camino de Peter Jackson de redimir al simio protagonista, mediante una creativa narrativa audiovisual que abrazaba el género de acción pero subvertiría los clichés del mismo, solidificando sus alegorías anticolonialistas y dotando de una personalidad humana al personaje.
Así llegaríamos al tan esperado combate en Godzilla vs Kong, ¿se cumplirían las expectativas?
Rojos y azules
La trama se cataliza a partir de las virtudes y defectos de su antecesoras: el conflicto humano continua siendo un elemento central en el guión del filme, el cual genera el conflicto y resolución entre ambos protagonistas.
En lo que respecta a su narrativa, el largometraje simplifica su lenguaje audiovisual siguiendo la estela de lo que fue la secuela de Godzilla: fuera de la primera secuencia la estética de Edwards se desvanece, lo mismo que la paleta de colores saturados y los juegos de luces que permitían al montaje transitar entre secuencias en el filme de King Kong.
En su lugar, el director Adam Wingard compone mediante la fotografía de Ben Seresin, planos medios o generales estáticos, que utilizan los rojos y azules para indicar villanos y héroes respectivamente, mientras mantiene la musicalización de la primera cinta del primate, usando baladas de los 50’s y rock de los 70’s, además de añadir el estrambótico score de Junkie XL.
A pesar de que se extraña la riqueza narrativa sonora y visual de las primeras entregas del MonsterVerse, el relato abraza su naturaleza como una película de acción, y a través del sencillo pero funcional guión de Eric Pearson y Max Borestein, la cinta cumple con lo que promete: una serie de peleas épicas entre Godzilla y King Kong.
Debo confesar quepara dichas escenas extrañé la estética de Edwards, ya que la misma le brinda una presencia más imponente a sus protagonistas, en lugar de los planes generales que les hacen lucir como las botargas que peleaban en los filmes de Toho. Sin embargo es imposible no emocionarse como un niño/a, durante la batalla entre ambos titanes.
El humano como verdadero enemigo
Desde la primera entrega de este universo, los conflictos humanos son el centro de sus narrativas, esto no es una problemática debido a que los mejores filmes de Kong y Godzilla, los utilizan como una excusa para develar el lado oscuro de la raza humana.
Sin embargo los planteamientos en torno a los/as mismas/os, ha sido flojo en cada uno de los largometrajes, ya que los contratiempos que enfrentan y reflejan son particulares a la ficcionalidad de sus personajes.
En Godzilla vs Kong sucede algo similar, pero el arma robótica creada por la humanidad aporta un trasfondo temático a la cinta que emula la filosofía esencial detrás de cada uno de sus protagonistas: donde el verdadero monstruo son los vicios de nuestra especie.
Aunque sigo sin concebir a un kaiju inspirado en las bombas nucleares como un elemento que trae orden a la naturaleza, pues ambos mensajes me parecen disonantes, Godzilla vs Kong concibe dentro del kitsch hollywodense una entrega capaz de satisfacer a ambos bandos, no sólo a los/as que apoyan a algún protagonista o están deseosas de observar secuencias espectaculares, sino también a aquellos/as que les atrae las reflexiones filosóficas que suponen ambos personajes.